Con ocasión de la crisis entre Irán y EEUU, Mike Pompeo arremetía contra los opuestos a las guerras, porque -aducía- con su actitud de cesión y su afán de no provocar enfrentamientos son los provocadores de los conflictos. No es el único que reflexiona en estos términos. En general todos estos iluminados célebres por sus hazañas han culpado a los pacifistas de que su actitud tolerante termine por provocar situaciones más complejas que las que desean evitar. Les acusan de ir en contra de la naturaleza de las relaciones entre personas y pueblos. En realidad la guerra tradicionalmente se considera un arte que profesan personajes ociosos que desarrollan sus instintos de superioridad sobre los que consideran que la guerra es una de las plagas de la antigüedad. Ni qué decir tiene que los pacifistas tienen perdida la lucha en la que se enfrentan con los que justifican la guerra. No hay muchos motivos para sentirse esperanzados a juzgar por lo que eufemísticamente llaman los estados modernos Defensa. Hay escasos argumentos para responder a los que están por la guerra porque tienen la fuerza bruta de la que carecen los pacifistas, incluso les desprecian y trivializan su opinión en contra de la violencia, pues se les acusa de ser los que alimentan las tensiones. Son los que motivan a los militares que constituyen una clase social que consume renta inútilmente que detraen de la sociedad civil para estimular las virtudes típicas militares y que los gobiernos estimulan porque son fuente del progreso, aunque a costa de dolor y muerte, a pesar de que constituye el factor multiplicador de la actividad industrial y mercantil. Incluso publican literatura en pro de la paz. La única esperanza de los pacifistas radica en convencer a los militares de que en las guerras pierden todos, incluso los que las ganan. Pero los que hacen de la violencia un medio de vida son un colectivo sin arraigo, aunque no son capaces de comprender que, como el alacrán de la fábula, por su instinto guerrero necesita matar aunque sea a quienes les ayuden a vivir.