Inmigrante. Tuvo que emigrar con su familia huyendo del hambre, la falta de trabajo y la represión del gobierno de su país hacia una tierra desconocida, buscando un futuro y una vida mejor para él y los suyos. Trabajó siempre honradamente en sectores que muchos naturales rechazan por la dureza de las condiciones laborales, adaptándose a las costumbres y a la nueva situación de su país de acogida, ajeno igual que sus familiares a toda conflictividad y cumpliendo las leyes en todos los terrenos, pagando sus impuestos, cotizando a la Seguridad Social y contribuyendo con sus aportaciones al desarrollo local y a que jubilados y pensionistas puedan seguir percibiendo sus haberes. Se llamaba Abdelali El Haou, murió en accidente laboral y deja mujer y dos hijos con incierto futuro. Causa dolor y pena.

Gran patriota. Se llama Santiago Abascal, no ha pegado jamás un palo al agua ni ha contribuido laboral o socialmente ni con un euro al crecimiento del país del que se autoproclama más patriota que Dios, aboga por el retorno al servicio militar obligatorio aunque él empleó triquiñuelas varias y pidió varios aplazamientos para no cumplirlo. Ha vivido y cobrado siempre a costa del partido político más corrupto de Europa desde cargos de nula actividad para los que fue nombrado a dedo y expresamente creados para él, colaborando a esquilmar el erario público y a la ruina de la hacienda oficial, y ha fundado un partido en el que solo propugna el odio, el golpismo y la caverna. Odia al diferente y al inmigrante, propugna su rechazo incluso si necesario fuese por los medios más violentos y su expulsión, o dejándoles morir en las fosas del cementerio mediterráneo. Provoca repugnancia.