ELA, LAB y otros colectivos han convocado una huelga general el 30 de enero que ni ellos ocultan que tiene un fuerte componente político. Sin duda, están en su derecho de hacerlo, aunque siempre he pensado que las huelgas son una herramienta en el marco de una estrategia de acción sindical y laboral para conseguir un objetivo concreto, cosa que no parece existir en esta convocatoria. ¿Que nivel de seguimiento tiene que tener la convocatoria para medirla en términos de éxito o fracaso? Como es un pulso al orden socioeconómico establecido, creo que cabe exigir una autoevaluación sindical, porque la respuesta a la huelga también servirá para medir la pertinencia de la convocatoria.