Hay momentos en que pienso que lo legal no siempre es lo honrado. La honestidad y la honradez muchas veces están por encima de la legalidad. Se necesita mucha concordia y cordura en la vida política. Menos puyas y lanzas, menos muros, más diálogo y ser puente. No me gusta la judicialización de la política. El buen gobernante es aquel que detecta con intuición y clarividencia las necesidades públicas y con resolución acertada y gestión eficaz sabe satisfacerlas. La política, hoy, debe ser ante todo buena gestión de los recursos públicos. Los impuestos de los ciudadanos son para pagar las necesidades públicas, para procurar el bien común de la sociedad, es decir, para crear aquellas condiciones económicas, culturales y humanas que consigan el desarrollo integral de toda la persona. Reconozco que todo esto no es nada fácil. Los mejores de nuestros conciudadanos deberían ser los políticos. Su responsabilidad es enorme, porque tienen en sus manos los bienes que son de todos y deben servir a todos. Espero que el nuevo gobierno de coalición pueda salir a flote e ir resolviendo los problemas y conflictos sociales y económicos de la población; dar marcha atrás ante tanto recurso a los tribunales; ir potenciando el trabajo y la reforma laboral; trabajar por unas pensiones más justas y públicas, blindando de una vez por todas con el IPC; e ir saliendo del déficit democrático, y solucionar el tema del modelo territorial del Estado, haciendo posible una más justa convivencia de las diversas naciones del Estado español. Deseo que sea un gobierno estable.