Y algunos todavía se permiten negar la existencia de violencia machista.

Son tristes los datos con los que comienza el año. La lacra de la violencia machista es cada vez más creciente y hay días que nos dejan sumidos en una profunda tristeza.

Hayate no quiso declarar contra su maltratador días previos a su asesinato. Como consecuencia, la Justicia le retiró las medidas de protección. Finalmente fue asesinada, presuntamente, por su expareja. Eva María, otra de las primeras víctimas mortales por violencia de género este 2023, resultó muerta en el Puerto de Santa María, Cádiz, a manos de su pareja, que tenía antecedentes penales. Ambas fallecieron el 8 de enero.

Este reguero de feminicidios no termina aquí. En Ciudad Real, investigan la muerte de Belén, que fue agredida con un arma blanca, presuntamente por su marido y, en Almería, Nina ha sido asesinada por un hombre con el que mantuvo una relación sexual, quien también tenía antecedentes penales por maltrato.

Nos centramos únicamente en cuantificar el número de mujeres que mueren a manos de su pareja, sin poner el foco en otro dato importante, y es que más del 40% de todos esos hombres son reincidentes.

Resulta sumamente terrible que el delito, la pena y la condena no sean suficientemente disuasorias para cometer estas atroces agresiones, con el resultado tan desgarrador como es la muerte.

Anuncia el ministro Marlaska la creación de una herramienta en la que se reflejará si un hombre carece o no de antecedentes por violencia machista. Algo necesario que no puedo más que aplaudirlo. La Abogacía del Estado estudia garantías legales para su puesta en marcha y generar una seguridad jurídica. Dicha herramienta sostiene muchas aristas de carácter jurídico ya que, evitar vulnerar derechos fundamentales a la vez que se da acceso a conocer antecedentes por violencia machista será ardua tarea, pero viendo tales cifras de reincidencia, también es importante conocer la persona que tenemos a nuestro lado.