Hace ahora tres años (2019), mientras preparábamos la cena de Nochevieja (uvas incluidas) y veíamos que ya no había entradas para unos cotillones al completo, empezaban a llegarnos noticias de un insignificante virus chino del que nos reíamos mientras dábamos otro sorbo a la copa de cava. Asimismo, mirábamos con pasmo aquel abrazo que parecía imposible entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias que anunciaba un gobierno de coalición al que se auguraba poco futuro. Un tal Torra era president de Catalunya y los líderes del procés estaban entre rejas.

Hace dos años (2020), mientras arrancábamos con rabia las últimas hojas del calendario de un año infernal para quemarlas en la intimidad con la hostelería cerrada y sin cotillones porque el maldito virus arrasaba, brindábamos al menos con la esperanza de las primeras vacunas contra el covid, que recibieron Begoña del Olmo, Bernardina Escudero y Consuelo Landa en sus respectivas residencias. El coronavirus era vulnerable, como nosotros. Pero curiosamente surgía una contagiosísima cepa británica, ómicron. En Catalunya ya se hablaba de indultos y hacíamos conjeturas sobre el impacto de la inminente salida de Gran Bretaña de la UE el 1 de enero. Boris Johnson se las prometía muy felices y brindaba, y brindaba, y brindaba... y brindaba. Y ni se nos pasaba por la cabeza que en unos días (6 de enero) Trump arengaría a su violenta tropa para asaltar el Capitolio.

Hace un año (2021), con horarios y aforos muy limitados aún por el virus, los aires de un conflicto que veíamos muy lejano “en la frontera de Ucrania” apenas inquietaba nuestra ingesta de las doce uvas, pese a las bravatas del presidente ruso Vladímir Putin. La subida de la electricidad y, con ella, de la inflación empezaban a afectar a nuestro bolsillo y un poco a preocuparnos, pero menos que el covid.

Estos días estamos comprobando las consecuencias de todos estos asuntos, convertidos todos ellos en sucesivas y acumuladas crisis. Si usted está haciendo planes de futuro estos días de fin de 2022, olvídelo. Ya vendrá alguien o algo y (con perdón) se los joderá. Urte berri on!