l consejero de Educación, Jokin Bildarratz, ha puesto de manifiesto el necesario reequilibrio en la distribución del alumnado en el sistema vasco y su voluntad de acometerlo desde un diagnóstico certero y un consenso amplio. Son los procedimientos que han permitido el incuestionable éxito del pacto educativo. El diagnóstico debe partir de un análisis realista de la realidad. Más allá de la estadística que confirma la concentración en la red pública en porcentajes muy superiores a los de la concertada, de alumnado con dificultades económicas, necesidades especiales o llegados a nuestro país desde el exterior. Hay características que definen el fenómeno y no cabe obviarlas porque las soluciones no pueden ser forzadas de espaldas a ellas. En primer lugar, es difícil no estar a la cabeza del Estado en concentración en la red pública del citado perfil de alumnado cuando el peso de la oferta concertada es similar, cuando en el entorno es poco más de un 30% de media frente al 70% la pública. A este factor hay que añadir que el modelo de inmersión lingüística D es mayoritario precisamente en los centros concertados -ikastolas, cooperativas y Kristau Eskola- y lo es porque la demanda de las familias así lo ha configurado, de igual modo que la de quienes priman los modelos A -castellano- y B -mixto- tiene características propias en las que el componente de foraneidad juega su papel. La libertad de elección de centro opera ahí de un modo que concentra la demanda en torno a la oferta más acorde a las prioridades familiares y es obvio que ikastolas y centros religiosos tienen un perfil sociológico específico. En todo caso, tampoco cabe negar que el componente económico marca la propia accesibilidad a centros. El desembolso que supone el modelo cooperativo de las ikastolas y el de aportaciones extraordinarias -que devienen en ordinarias- en la concertada para los servicios adicionales al coste salarial del profesorado es otra barrera con la que lidiar. El servicio fundamental que hace a la sociedad vasca su red pública de enseñanza también consiste en garantizar la accesibilidad a una educación de calidad contemplando todas esas variables -lengua, necesidades especiales y económicas-. Reforzarla será un éxito para todo el sistema sin renunciar al activo que sigue siendo la red concertada, aunque con mecanismos para facilitar su implicación en el reequilibrio del alumnado. l