c Fabricará en un par de años una empresa guipuzcoana con capital brasileño, creando 150 nuevos empleos. No dicen si contratarán a los ganaderos abocados al cierre. No importa porque, según el dogma, son los culpables de la emisión de gases y del efecto invernadero. Y ojito con salirse de la doctrina. Ignoran los apologistas progres que en todo balance hay un debe y un haber y que la agroalimentación es el único sector que tiene un haber en cuanto a los gases de efectos invernadero (GEI), porque absorbe tanto dióxido de carbono de la atmósfera como el que emiten su producción y consumo. Es sin duda la actividad económica con menos huella de carbono neta de toda la economía. Pero comentarlo está vedado.

La progresía nos empuja a ser animalistas y veganos. Esto último, además, porque dicen que es más sano. Falso. Aunque me vuelvan a tildar de hereje. Los que hemos estudiado anatomía comparada sabemos que estamos diseñados anatómicamente para ser omnívoros, por la longitud del intestino y la conformación de nuestra dentadura. Otra cosa es lo que opine el ministro Alberto Garzón, riojano, que celebró su boda en un restaurante de Laguardia, con un menú de fundamento, de los de toda la vida, incluido el jamón pata negra y el solomillo, pero que evolucionando y abjurando de sus errores, edita desde su Ministerio de la Srta. Pepis Comida rápida, barata y saludable, elaborado por tres empoderadas, una nutricionista, ¡qué peligro!, una periodista y una chef estrella Michelin que presentan propuestas gastronómicas como chips de kale o hummus de remolacha con crudités, ramen casero, garbanzos con ras el hanout, pudding de chía con mango o piña a la plancha con cardamomo. Nada de carne de vacuno, cerdo, cordero o conejo. Una receta de poke de pollo estilo Harvard y unas pocas más con pescado. En el apartado de lácteos, una única referencia al queso feta, griego para más señas. Un guiño a la emérita. Lo lógico sería que, desde la Administración, en este caso central, con dinero público, se promocionaran alimentos y recetas autóctonas y que, cuando menos en sus orígenes, tuvieran una conexión con la protección del medio ambiente, de ganaderías extensivas o razas autóctonas, por ejemplo. Otro gol que le han metido al ministro Garzón. ¡Es un campeón!

Esta vez, en el surf del covid-19. Algo tendrán que ver nuestro hecho diferencial vasco y las playas de Mundaka y Zarautz. Lideramos las olas del coronavirus. La primera no, quizás porque nos cogió desprevenidos y desconocíamos las reglas del juego, pero en la segunda, desde mediados de noviembre hasta mediados de diciembre, nos mantuvimos a la cabeza de la clasificación general. En la tercera estuvimos despistados. En la cuarta, desde finales de marzo hasta finales de junio, fuimos inalcanzables. En la quinta desde finales de julio, segundos o primeros en dura pugna con La Rioja y Extremadura. En esta sexta de ahora nos peleamos por el primer puesto con Navarra y albergamos muchas esperanzas de consolidarnos en el liderato de la general. A la hemeroteca me remito. Ya digo, somos unos cracks, Ignoro las razones de este liderato. Igual podíamos mejorar en algo. Otro asunto para investigar, incluso para realizar una tesis doctoral.

Tenemos un 25% de personas de entre 30 y 49 años, a los que los gestores han sido incapaces de convencer de la necesidad y bondad de vacunarse y, sin embargo, han sucumbido a la desidia o a los cantos de sirena de una banda de indocumentados, consecuencias del fracaso escolar, agrupados en el colectivo antivacunas, que misionan desde las redes sociales, argumentando que la vacuna es una cuestión muy personal. Otra falsedad. La vacuna es una cuestión colectiva y nos atañe a todos, porque todos podemos padecer, directa o colateralmente, como diría el trío de las Azores, las consecuencias de que una persona no se vacune. La saturación de los hospitales supone retrasos en los diagnósticos de otras enfermedades, algunas mortales e incomodidades múltiples.

En este panorama, cuando la incidencia acumulada tiende a incrementarse de cara a las navidades y nos aleja de ese idílico 25 por 100.000, se valora la posibilidad de exigir el pasaporte covid y se consulta a la instancia adecuada. No lo han considerado. Era previsible, lo que no justifica que un político con mando en plaza eche mano del sobado agravio comparativo con otra comunidad autónoma, en la televisión pública, cuando sabe por experiencia que, en Derecho, dos más dos son cuatro, pero con matices, que no hay dos casos iguales. Si acaso, parecidos.

Quizás haya que mirar hacia adentro. Ya van siete negativas diferentes. Los abogados acostumbrados a bregar ante los tribunales suelen conocer a sus integrantes, sus gustos y manías, usos y costumbres, “oficio”.

La lectura del auto sobre el pasaporte covid, que pocos han leído, pero todos han criticado en el mismo sentido, tal y como prevé el ponente en el primero de sus razonamientos, da pistas suficientes, incluso para un profano como quien esto escribe, mencionando la escasa profundidad de la memoria sometida al dictamen, a pesar del capote que lanza en esta ocasión, en su voto particular, el magistrado Garrido, cuestionando la vulneración de otros posibles derechos y apoyando el informe del Ministerio Fiscal, por considerar la propuesta del Gobierno Vasco adecuada, idónea y proporcionada en relación con los bienes jurídicos en conflicto: salud pública versus intimidad e igualdad.

Sólo nos queda hacer como la zorra con las uvas porque, efectivamente, el pasaporte no resolvía el problema, pero era útil para aislar o cuando menos incordiar y establecer filtros a los no vacunados.

Hoy, consomé con tropiezos, chipirones rellenos en su tinta, plátano de Canarias flambeado al ron. Tinto Solagüen crianza. Café. Remy Martin, para la peli policiaca francesa repetida en ETB2. A ver si con el nuevo presupuesto se estiran un poco.

El El pasaporte no resolvía el problema, pero era útil para aislar y flitar a los no vacunados