Cuando oigo algo de que van a indultar a alguien la verdad es que no puedo evitar sonreírme pensando si será Gogeg o Gaúl. Ya saben, la escena de La Vida de Brian en la que Pijus Magnificus anuncia que van a indultar a una persona y el pueblo, que quiere oírle hablar con la erre que no sabe pronunciar, se parte el eje proponiendo nombres con erre. A la derecha y extrema derecha hispánica, en cambio, estos últimos posibles indultos del Gobierno le han alterado el pulso, al punto de que van a hacer de la manifestación en contra en Colón del próximo 13 de junio una nueva cita de supuestos ofendidos ante al resquebrajamiento de la unidad de España o de entrega del gobierno a los sediciosos o yo qué sé. Después de 15 meses de pandemia, la verdad, todas estas canciones suenan profundamente lejanas, viejas y como enmohecidas. Pero es cierto que hay que recuperar la normalidad y hasta la propia Europa a través del Consejo de Europa ha avalado que se indulte a los políticos catalanes, porque las penas fueron muy elevadas y porque la naturaleza de sus actos fue política y es desde la política y en la política donde se tiene que resolver. A estas alturas, casi 4 años después de aquel septiembre loco, casi nadie es ajeno a que la división del asunto catalán en la propia Catalunya sigue siendo muy amplia y que permanecer como permaneció el PP en la inacción y el torpedeo cuando no el chuleo no tiene un pase, de igual manera que tampoco lo podría tener una nueva repetición de muchos comportamientos y decisiones tomadas desde el lado independentista que fueron errores en sí mismos y además errores tácticos que les hicieron perder parte del peso moral que les acompañaba. Que salgan a la calle y se pueda recomenzar algo que pueda acabar en una consulta o referéndum que aclare este entuerto es una buena noticia, así que habrá que celebrar que salgan Ogiol y Jogdi.