Habla Casado, gritan "Ayuso"

Para mí, este de Verónica Fumanal es el tuit de la noche electoral del pasado martes: "Habla Casado, gritan 'Ayuso'". Eso fue lo que sucedió a los pies del balcón de Génova 13: los afiliados y simpatizantes que se acercaron, pasando de las restricciones, a celebrar la incontestable victoria del PP, pasaron del presidente de su partido y clamaron por su nueva heroína: la que había convocado las elecciones pillando a todos desprevenidos, la que ha reinterpretado el trumpismo y lo ha sublimado a la castiza, la que ha resistido y la que ha vencido. Celebraban el triunfo pero también la batalla. Y ahí está la clave de bóveda de la estructura.

¿Cómo? ¿Por qué?

En la columna de ayer me aventuré a explicar la victoria de una Díaz Ayuso que había encontrado la palabra clave ("libertad") y su significado (pasar de todas las tensiones, incluidas las que genera la pandemia). Pero Juan Ignacio Pérez lo ha hecho en su blog mucho mejor que yo: "Quienes han apoyado a Díaz Ayuso porque les ha prometido una vida normal no son personas egoístas, despiadadas, inmorales. Son personas como usted o como yo, que han visto en su discurso y su actitud una luz de esperanza ante un panorama que arruinaba su vida o la de los suyos", lo que califica como "una enseñanza amarga".

Ha perdido la burbuja

Anita Botwin se arriesgó a tuitear esto solo unos días antes del 4-M: "Creo que Unidas Podemos va a arrasar. Y no puedo estar más contenta, así os lo digo". El tuit lo rescató la noche electoral una cuenta anónima pero muy conocida por ofrecer pantallazos fuera de contexto, y deja ver cómo una parte de la izquierda madrileña, española y vasca (¿hay alguna diferencia hoy?) vive en su burbuja: el resultado final fue anticipado por varias encuestas y la sensación general era de que la victoria de Ayuso estaba muy consolidada€ salvo para quienes sufren hoy trágicamente la derrota porque estaban convencidos de lo contrario.

¿Desaparece la izquierda vasca?

Si algo ha puesto de manifiesto el 4-M es la asimilación de la izquierda vasca a la española. Sus argumentos contra "la derecha" no se diferenciaban en nada, tampoco su rechazo a los resultados, como si compartieran burbuja, y por supuesto, como tuiteaba Igor Recio: "No podía faltar la típica comparación entre PNV y PP hoy. No se han enterado de nada". La izquierda se ha convertido en una especie de ente elevado y parece que en las alturas las fronteras se difuminan y, sobre todo, lo hace su capacidad para cerca de la realidad y darse cuenta de que no se trata de llamar fascismo a todo y declarar la guerra al sentido común.

Pablo Iglesias también inventó llevarse los palos

De esa izquierda me sorprende también la poca autocrítica y la poca memoria. Después de tomar una serie de malas decisiones y de regalar la más dulce de las victorias a Ayuso, a la que también ha responsabilizado por su salida de la política, llueven reconocimientos sobre Pablo Iglesias y sobre todo lo que tuvo que aguantar€ Como si no hubiera sido especialmente belicoso contra "la casta", las y los "pesebereros" o "las cloacas mediáticas"€ Y como si no hubiese habido palos de políticos, medios y opinadores a otros representantes antes que a él. Ahí están Ibarretxe o Puigdemont para hablarle de ello.