Las manifestaciones registradas el pasado fin de semana en más de una decena de ciudades de China se han convertido en un desafío sin precedentes para el presidente del gigante asiático, Xi Jinping, que ve ahora peligrar su estricta política de restricciones y confinamientos para acabar con el coronavirus. Desde Shanghái hasta Pekín, miles de personas salieron a la calle para mostrar firmemente su clara oposición a las medidas tomadas por el Gobierno, duramente criticado por someter a la población a la conocida política para erradicar el virus.

Los problemas acarreados por el establecimiento de estas normativas, que han llevado a la inacción de las autoridades ante situaciones de emergencia, han hecho estallar una situación ya de por sí sumamente tensa en un país donde las protestas a gran escala son inusuales. La población exige más libertades y ha llegado incluso a solicitar a Xi que abandone el poder tras casi tres años de test en masa, duros confinamientos y cuarentenas obligatorias que implican un coste económico y humanitario.

Mario Esteban, investigador principal de Asia-Pacífico del Real Instituto Elcano, señala que “gran parte de la población creía que después del XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China que tuvo lugar en octubre se iban a relajar las medidas, cosa que en realidad no ha pasado”. “Los cambios han sido mínimos. Creo que eso también ha facilitado que ahora hayan surgido estas protestas, porque mucha gente esperaba un cambio en torno al mes de noviembre”, puntualiza.

El detonante

En el centro de estas protestas se encuentra el incendio registrado el sábado en una vivienda de la ciudad de Urumqi, en la región occidental de Xinjiang, donde fallecieron al menos diez personas ante, supuestamente, la lenta respuesta de los bomberos precisamente por las restricciones contra el coronavirus. La ciudad en cuestión llevaba bajo cuarentena más de 100 días, lo que ha llevado a los residentes a permanecer en sus viviendas aislados durante un largo periodo de tiempo.

“Hacía falta un detonante así, probablemente tan evidente porque el argumento del Gobierno chino hasta ahora para justificar las medidas tan severas era el de dar prioridad a la salud, salvar vidas... Pero, precisamente, la gente entiende que si son las políticas las que provocan este tipo de tragedias, se genera enfado”, señala Esteban.

Los estudiantes

En decenas de campuses universitarios se han registrado protestas por parte de estudiantes que reivindican una mayor apertura por parte del Gobierno, un escenario que recuerda las manifestaciones de 1989. Este paralelismo, según Esteban, se encuentra integrado en el imaginario de la población china. “Los estudiantes constituyen uno de los principales sectores que se están movilizando, es un grupo que históricamente ha tenido capacidad de arrastre de otros sectores sociales. Esto en el imaginario está muy identificado con las protestas de Tiananmen, pero va más allá”, destaca.

En este sentido, incide en que “si uno ve las grandes movilizaciones que ha habido en China a lo largo del siglo XX, los estudiantes tradicionalmente han desempeñado un papel muy activo”. “Tiene un valor simbólico importante porque puede arrastrar a más población”, insiste.

Sobre la posibilidad de que se produzcan divisiones en la cúpula del Gobierno y las fuerzas de seguridad hagan un uso excesivo de la fuerza, Esteban explica que “es difícil pensar en una división en el seno de la cúpula después de los últimos cambios” a raíz del Congreso Nacional y ha defendido que “es pronto para saber si acabará de forma trágica como en el 89”. “Esto es muy importante porque en estos regímenes si no hay grietas es difícil que la población pueda forzar la mano de las autoridades”, sostiene el investigador.

Folios en blanco

Muchos manifestantes acudieron a las marchas con folios en blanco, una cuestión que ha sido entendida como una protesta también contra la censura y la falta de libertad de expresión en el gigante asiático.

Esta idea tiene sus raíces en protestas como las que tuvieron lugar en 2020 en la región de Hong Kong, donde los manifestantes sostuvieron papeles en blanco para protestar contra la polémica ley de Seguridad Nacional, que según defensores de los derechos Humanos socavarían las libertades individuales de la población.

en corto

Agresión

golpeado periodista de la BBC. El periodista de la BBC Edward Lawrence fue “golpeado y pateado por la Policía” antes de ser detenido mientras cubría las protestas. La corporación de radiotelevisión británica afirmó ayer que está “muy preocupada” tras confirmar que el camarógrafo “fue atacado” en Shanghái, tal y como mostraban algunas imágenes en redes sociales en las que agentes de la Policía arrastraban por el suelo al periodista esposado.

Petición

Human Rights Watch. La ONG Human Rights Watch (HRW) ha pedido a las autoridades chinas que respeten los derechos fundamentales de los manifestantes a protestar “pacíficamente” contra las “draconianas restricciones de la denominada política covid Zero. “Las autoridades chinas no deberían reprimir las protestas, sino permitir que todos expresen pacíficamente sus puntos de vista”, asegura en una nota HRW.