El donostiarra fallecido en el accidente aéreo estaba ahorrando para casarse

donostia - Los responsables franceses de Defensa confirmaron ayer que todos los ocupantes del avión siniestrado de Air Algérie, operado por la española Swiftair, “han muerto”. Una noticia trágica para la familia de Raúl Montero Rodríguez, que trabajaba como asistente de vuelo en esa aeronave. El joven de 28 años, natural de Donostia, trabaja en la compañía Swiftair “para ahorrar y poder casarse”. En la plaza de Larratxo, se sentía que ayer no era un día cualquiera. Era el barrio del joven, que según afirmaron fuentes muy cercanas a él, era “un amor de chico”.

“Nunca se va lo malo, se tiene que ir lo bueno”, se lamentaban personas cercanas que también agradecieron que “siempre fue feliz porque hacía lo que le gustaba”. Raúl Montero llevaba un año en la compañía española, en la que había trabajado previamente. Según dijo esta fuente, decidió quedarse un año en la compañía porque cobraba un buen sueldo, “para ahorrar algo de dinero y cuando terminara el contrato iba a volver para quedarse, casarse y a comprarse un piso con su novia”. La central de Swiftair está en Madrid, pero “iba de forma esporádica, realmente vivía en San Sebastián, con sus padres”, en un adosado de Altza.

Cuando terminó la carrera de turismo en Deusto, pasó por la recepción de varios hoteles donostiarras, sembrando su buena presencia. Sin embargo, cuenta un familiar que “ese trabajo no le llenaba. Era un chico muy aventurero y le encantaba viajar y conocer sitios”. Entonces, dejó ese oficio para adentrarse en el mundo de la aviación, “su verdadera pasión”, y así también “ahorrar dinero para poder casarse”.

“Ha viajado y ha conocido. Por eso nos queda la cosa de que ha sido feliz, nunca le hemos visto triste, siempre estaba contento”, explicó esta persona, emocionada. “Era muy activo, podía irse quince días solo o llevar a su hermano pequeño a Bali, por ejemplo”. Contó que pocos días antes del trágico accidente, Raúl envió un vídeo desde Argel.

En Larratxo, solo se escuchaban halagos para él: “Era buena persona, trabajador, inteligente, sabía muchos idiomas, tenía muchos amigos y era muy familiar”. No obstante, la situación era tensa porque la familia no sabía cómo transmitir la noticia a su abuela, que se encuentra en un estado de salud muy delicado.

Mientras tanto en el centro de Donostia, en la calle Urdaneta, donde se encuentra la cafetería-panadería de sus padres, Julia Rodríguez e Isidro Montero, la gente se acercaba a ver el cartel que colgaba en la puerta: “Cerrado por asuntos familiares graves”. Vecinos del lugar de trabajo del matrimonio y de establecimientos cercanos, tras intentar contactar con ellos sin éxito, enviaban mensajes de apoyo. “Julia te queremos, te acompañamos en el sentimiento en estos momentos tan dolorosos. Estamos dispuestos a ayudarte como sea”.

“viendo las noticias” La familia Montero Rodríguez se prepara para un doloroso y complejo proceso de identificación. “Estamos todos muy mal”, reconoció una persona muy cercana a la víctima. El día de ayer fue muy duro para toda la familia. Durante la mañana, los familiares se congregaron en casa de los padres, y estuvieron “viendo las noticias y esperando a que les llamaran”. La compañía aérea facilitó al matrimonio un avión que salió ayer por la tarde desde Hondarribia a Madrid. Una vez allí, se comprobarán los datos y se ejecutará el proceso de identificación, en el que se llevarán a cabo pruebas de ADN para reconocer el cuerpo. “Julia e Isidro estarán con la novia y sus padres, que también residen en Madrid”, relató esta fuente.

“Hasta que no lo traigan y lo repatríen, no podemos hacer nada”, comunicó.