En la entrega de copia-pegas de ayer les puse en fila a unos cuantos columneros de orden que venían a sostener que espiar ilegalmente a los independentistas es un deber patriótico. Hoy les traigo a varios que venden el mismo potito y, por el mismo precio, el de lo lloricas que son los soberanistas por quejarse de algo que les viene muy bien. Abróchense los cinturones. O aflójenselos, lo que prefieran.

Empezamos con el antiguo rockero Sabino Méndez, que cuenta así en La Razón esta historieta de Mortadelo y Filemón que no ha escrito ni dibujado Ibáñez: "Los independentistas, divididos y en horas bajas, han salido en tromba a gritar escándalos y, poniéndose tan infantilmente hiperbólicos como siempre, a hablar insistentemente de «Catalangate». Esperan con ello comprobar si pueden reunir un poco a todas sus dispersas fuerzas bajo el tótem de «Cataluña espiada»". Y entre las líneas lanzadas al aire, dejas esta pregunta: "¿Es inmoral espiar a alguien que amenaza con cometer un delito?".

En el mimo diario comandado por Francisco Marhuenda le contesta Chapu Apaolaza que por supuestísimo. Y, de paso, hace unas cuchufletas con el president de la Generaitat: "Aragonés no es Lole y Manuel y se ha sorprendido mucho de que le pinchara el teléfono el Estado Español. El líder esquerro, tan ingenuo, va descubriendo cosas como Teo el personaje de la colección de cuentos infantiles ‘Teo descubre el mundo’. Teo y Pere Aragonés descubren los servicios secretos de un país que interviene las comunicaciones de los líderes de un movimiento independentista que pretende desestabilizar la nación preparando un golpe de Estado para forzar la independencia de un territorio. Y eso era exactamente lo que estaban haciendo. Si no espían los servicios secretos a los golpistas de este país, dime tú, a quién van a espiar".

Por idéntica liana argumental se descuelga Alfonso Ussía en El Debate: "Al fin, tengo un motivo para manifestar mi apoyo particular a Sánchez. Un Estado está obligado a espiar a quienes desean destrozar el Estado. Un Estado hace muy bien en espiar a los traidores. Siempre se ha espiado a los espías de la deslealtad y a los traidores. Como acto propagandístico, el de la congelación de relaciones de Cataluña con el Gobierno de España que mantiene la quiebra de Cataluña, sólo mueve a la risa".

Suma y sigue, Cristina Losada viene a decir en Libertad Digital que lo mejor que le puede pasar a alguien es que husmeen en sus comunicaciones: "El separatismo catalán está indignado y, por lo tanto, feliz. Sus dirigentes han sido objeto, dicen, del mayor caso de espionaje del mundo. De nuevo baten récords. De victimismo, lo que más les pone. Después de varios años de desatención en el foro internacional, de nuevo se sienten el ombligo del planeta. ¡El mundo los mira!".

También en el chiringo de Federico, José García Domínguez suelta unos brochazos sobre el victimismo y, como toque original, invierte la carga de la prueba: "Es sabido, por lo demás, que cuando los delincuentes profesionales emprenden la huida tras cometer alguna fechoría suelen gritar "¡al ladrón!", siempre con el propósito de sembrar el desconcierto y la confusión entre las personas decentes que se crucen en su camino. Y con todos esos alborotados "espiados" ocurre algo muy parecido".

El editorialista de El Mundo abona la tesis del teatrillo por nada en una pieza titulada "Sobreactuación independentista por el supuesto espionaje". Sí, eso, supuesto. Y si pasó de verdad, sus motivos tendrían los espías: "Es importante subrayarlo porque, aun sin que sepamos si el CNI pudo interceptar o no las llamadas de las que se habla, nada tendría de extraño que un juez lo hubiese ordenado en pleno proceso golpista que cristalizó en el 1-O, el mayor ataque a nuestra democracia desde el 23-F. Lo que sería motivo de preocupación para los españoles es que el Estado fuera tan débil que no contara con instrumentos a su alcance para contrarrestar la acción subversiva de sus enemigos".

Siento traerles tan poca variedad, pero ocurre que, como les decía al comienzo, esta vez el argumentario se aplica al milímetro. Aquí tienen a Javier Caraballo calcándolo en El Confidencial: "Cada agravio reciente del independentismo catalán es una muestra clara de su impotencia. Los mismos que pretendieron atentar contra la primera ley de la democracia española, la Constitución, y contra la primera norma de la autonomía de Cataluña, el Estatut, se muestran ahora escandalizados porque el espionaje, dicen, es "un atentado contra la democracia". Si el CNI es quien ha espiado a los independentistas, no ha hecho más que cumplir con su obligación, con los requisitos legales que marca la ley y la discrecionalidad obvia de los servicios de Inteligencia de todos los países del mundo".

La penúltima la firma Ferrán Caballero en El Español: "El independentismo andaba necesitado de noticias como esta. Que les permitan acusar a la podredumbre de todo un régimen sin tener que asumir la responsabilidad de acusar a nadie que pueda defenderse ni tomar ninguna decisión difícil o costosa".

Y llegamos a puerto en Vozpópuli, donde Inma Lucas recita las letanías de más arriba y las salpimenta con otra. De qué se quejan, si ellos también lo hacen: "No nos caigamos ahora del guindo ni unos ni otros, ni ERC, ni Junts, ni Podemos. También investigan, espían, los mossos, para eso están. Todos pagamos al CNI para que nos proteja, también para que espíe, a una persona, a dos o tres, las que sean conveniente, con el imprescindible aval de la Justicia".