¿Espiar a los malos? ¡Toma, claro! Y al estado de derecho, que le vayan dando. Palabrita de Salvador Sostres en ABC: "El independentismo acusa con gran escándalo al Gobierno de espiarle en 2017, cuando preparaba el golpe de Estado. Lo mínimo que hay que hacer con el independentismo es espiarlo. Un Estado ha de defenderse por tierra, mar y aire cuando está siendo atacado. Yo nunca estuve en contra de que el Gobierno se defendiera de ETA de la manera que a cada momento juzgara más conveniente, pero Puigdemont es demasiado burro y cobarde para tomarse con él la molestia de arremangarse tanto y basta con hacerle ¡bu! como en el tren de la bruja, que a quien le roba la escoba le da un viaje gratis". Como acaban de leer, dos por el precio de uno. No solo justifica el espionaje ilegal sino el terrorismo de estado.

Quizá sin llegar a ser tan bruto en las formas, Iñaki Ellakuria se apunta en El Mundo al fondo: "Entre los 60 que habrían sufrido la infección de sus móviles, Puigdemont, Junqueras, Torra y Aragonès, quienes este martes protagonizaron indignadas ruedas de prensa en las que sobre todo mostraron la razón por la cual el separatismo fracasó en la asonada de 2017: la provinciana incapacidad para entender cómo funcionan los estados y su legitimidad para defenderse de todos aquellos que, desde dentro de sus fronteras o desde el exterior, quieren destruirlos".

También se suma al festejo Pedro J. Ramírez, que en su editorial de El Español convierte a las víctimas del espionaje en quejicas… y en culpables: "La hipocresía del independentismo catalán no tiene límites. Se rasga las vestiduras y acusa sin pruebas después de haber sido la principal amenaza para el Estado de derecho desde el golpe de Tejero, después de haber contactado con el círculo de Vladímir Putin para desestabilizar la democracia española, después de haber visto cómo eran condenados sus principales cabecillas en un juicio con todas las garantías, y después de haber amparado revueltas de grupos radicales como los CDR, con algunos de sus miembros procesados aún por terrorismo".

En El Debate, de momento no entran en si sí o si no, pero aprovechan para soltar una colleja: "Los independentistas catalanes están muy exaltados con el supuesto espionaje al que les habría sometido el Gobierno español empleando la tecnología israelí Pegasus. Pero su indignación decae presta cuando se les pregunta si van a dejar de apoyar al Gobierno que les ha estado espiando. La hipocresía de Rufián y los suyos no tiene límite". Si se fijan, esta frase es casi idéntica a la de Pedro J. que les pegado arriba.

Coscorrones a Feijóo por saltarse la foto con Abascal

La otra gran cuestión del día en los bancales opinateros de Diestralandia es la clamorosa ausencia del mesías Núñez Feijóo en la toma de posesión del flamante gobierno de coalición entre PP y Vox en Castilla y León. Primer disgusto para quienes lo encumbraron. Hasta el editorialista de ABC arruga el morro: "Esgrimir motivos de agenda para eludir la fotografía que sí se hicieron Ayuso y Rajoy con Abascal en Valladolid no es convincente. Es obvio que Feijóo preferiría gobernar en solitario si ganase las elecciones, y no junto a Vox. Pero a día de hoy, también es una realidad que son dos partidos condenados a entenderse".

"Feijóo no ha estado fino", le crujen los dientes a Luis Ventoso. Según el subdirector de El Debate, por no estar le han atizado igual que si hubiera estado: "El flamante presidente del Partido Popular se ha equivocado dejando a Mañueco solo en su investidura, donde sí estaba acompañado por el presidente de Vox, el partido con el que gobernará en coalición, por Rajoy y por tres exmandatarios populares de la Comunidad. En cierto modo da pábulo a la cantinela de los inaceptables «cordones sanitarios» que dictan personajes tan tolerantes como Sánchez, Rufián, Adriana Lastra, Junqueras, Otegi u Ortúzar. «Feijóo se ha escapado de una foto que le mancha», comentaba Yolanda Díaz sobre la fuga de Valladolid".

Y, además, apunta Santiago González desde El Mundo, menuda excusa más mala: "Si hay una excusa tonta es la que puso el ausente, un problema de agenda por ¡una reunión con los secretarios generales de CCOO y UGT! Asombroso. Era un comentario exacto el de Abascal: «No había un sitio en España más importante que estar aquí». Total que ya se veía y se anunció con su ausencia en la sesión de investidura y es un error y una banalidad".

El columnero de Libertad Digital Pablo Molina está tan contento que pasa de puntillas por la minucia de la ausencia de Feijóo. Para él, lo importante es que por fin en España hay un gobierno como Dios manda, que joroba a los que tiene jorobar. Lean una de las cinco razones de su felicidad: "Los rojos echan espumarajos. Es un verdadero placer ver a Eduardo Madina haciendo malabarismos neuronales para tratar de explicar que el brazo político del grupo terrorista que intentó asesinarlo es un dechado de virtudes democráticas y Vox una amenaza para nuestra libertad. La histeria colectiva desatada en los medios de izquierdas por esta coalición liberal-conservadora es, por sí mismo, motivo suficiente para alegrarse del pacto".