A saber qué ventolera le dio a Pablo Casado ayer, que vino a decirle a Vox que podía meterse por donde le cupieran sus 13 escaños en Castilla y León. Los gritos de terror de Diestralandia llegan hoy hasta Marte. "El PP no debe hacer regalos a la izquierda", riñe con severidad el editorialista de La Razón al palentino. Que hay que a estar a lo importante, hombre: "En toda caso, el PP debería comenzar por templar el ruido que distrae en un tiempo en el que el Gobierno de socialistas y comunistas es más contestado que nunca por los ciudadanos y encadena derrotas en las urnas. El PP no puede hacer regalos a la izquierda. La alternativa no tiene que errar de adversario ni desgastarse en rencillas vanas. Porque en este caso lo importante y lo urgente coinciden en la premisa de poner fin al gobierno responsable de una gestión contra la nación y sus gentes".

En la página siguiente, el procesado por la Kitchen y todavía militante del PP Jorge Fernández Díaz está que fuma en pipa contra la dirección de su partido: "Que Génova obligue a Mañueco a negociar su investidura con el PSOE es una ofensa a sus votantes y exvotantes, cuya suma ha conseguido una clara mayoría absoluta de 44 procuradores, frente a los 29 del sanchismo. Esa maniobra política también puede considerarse como el arte de convertir una rotunda victoria en un desastre propio y en un aparente triunfo de su adversario, transformándole en el decisivo auxilio para que el vencedor sobreviva". (Nota: es rigurosamente falso hasta este minuto que el PP haya siquiera insinuado que hay que negociar la investidura con el PSOE).

Supurando bilis ardiente, Libertad Digital intenta batir el récord mundial de extensión del titular del un editorial: "Casado, el estadista preferido de Sánchez, sigue en la moción de censura contra Abascal". Con eso sobrarían los seis párrafos siguientes, que vienen a ser versiones de este: "Qué bochorno delirante: ofrecen al PP la llave del Gobierno en su feudo de Castilla y León, y Casado y Mañueco no tienen nada mejor que hacer que ponerse a ningunear primero y demonizar después a quien presenta la oferta. Este apuñalamiento grotesco a Vox por parte del PP es en realidad un harakiri -pero sin rastro de honor- que Mañueco hoy y Casado mañana se hacen a sí mismos".

El patrón del chiringo digital, Federico Jiménez Losantos, suelta todavía más espumarajos en su columna de El Mundo. Tomen aire: "En una síntesis perfecta de cobardía ideológica y estupidez política, el PP renunció ayer a echar de La Moncloa al Gobierno Frankenstein de Sánchez y sus secuaces, aunque en las elecciones generales el PP y Vox sacasen mayoría absoluta. La nueva doctrina, elaborada por ese Saavedra Fajardo redivivo que es su paisano Teodoro, exige algo más que el suicidio colectivo, a lo reverendo Jones en Guyana; impone de hecho la abolición de la democracia parlamentaria, que es el sistema representativo que rige en España y consagra nuestra Constitución, esa que defiende Vox y atacan el PSOE y sus socios comunistas, separatistas y terroristas".

Por si nos habíamos quedado con ganas de más brea, el latigador de Teruel remata: "Teodorines y casadejos: sin Vox, adiós a La Moncloa. No la merecéis. Y adiós a la democracia. No lo merecemos".

En Vozpópuli, Irene González abre la mano para atizar un soplamocos al desviado líder del PP por meterse con Vox: "La única estrategia de Casado este último año y medio ha girado en torno a evitar que la izquierda le llame ultraderecha, sin darse cuenta de que Sánchez se lo gritaba con mofa y desdén cada vez que le hacía alguna pregunta de líder de la oposición. Nada desprecia más el abusador que la debilidad, es lo que realmente decide la elección de sus objetivos y no ninguna de sus ideas o características".

"Pablo, no es Abascal, es Sánchez", se desgañita Mayte Alcaraz en El Debate. En la pieza no falta ni uno de los comodines habituales: "Si la derecha quiere mandar a Sánchez a su casa de Pozuelo, solo con Abascal tiene alguna posibilidad de hacerlo. Castilla y León, donde se ha dado un testarazo la izquierda (Sánchez ha perdido ya en cuatro citas electorales) tiene que ser el banco de pruebas. Porque conviene recordar alguna cosa: quien gobierna con los herederos de ETA es Sánchez, no Vox; quien va a poner en la calle a asesinos terribles es Sánchez, no Vox; quien pactó e indultó a los supremacistas catalanes es Sánchez, no Vox; quien ha sentado en el Consejo de Ministros a populistas amigos de dictaduras represoras es Sánchez, no Vox".

La filípica de Alcaraz es solo de una de las cuatro piezas que dedica hoy el digital catolicón a echar los higadillos por la gresca entre azules y verdes. La idea básica de todos los textos está en el encabezado del editorial: "PP y Vox deben pactar en Castilla y León y en toda España".

Terminamos con el único desmarque de la golpiza a Casado por atizar a Vox. A Pedro J. Ramírez le parece que el muchacho ha hecho lo correcto. Y así lo dice en el editorial de El Español: "El presidente del PP debe jugar por tanto con sus cartas, aunque eso lleve a unas nuevas elecciones en Castilla y León o conduzca a un gobierno del PP inestable y en minoría. Porque lo que se está jugando Casado en estos momentos es algo más que una comunidad autónoma. Se está jugando la Moncloa. Y si Casado ha de caer, es mejor que lo haga siendo fiel a la estrategia que él mismo decidió en octubre de 2020".