Tu quoque, Garamendi? Lo penúltimo que esperaba la prensa de orden es que la patronal española se cambiara de bando y viera con buenos ojos los indultos a los presos soberanistas si eso ayuda a normalizar la situación. Eso es lo que dijo el presidente de los empresarios y por ello recibe estopa a discreción. "Alarmante apoyo de la patronal al independentismo", brama el editorial de El Mundo, del que entresacamos estas líneas: "De esta forma, Garamendi situaba a la patronal -pese a que reconoció que en la CEOE no existe una posición unitaria- en línea con los empresarios catalanes, que a través de los presidentes del Círculo de Economía, Javier Faus, y de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, han defendido la pertinencia de la medida de gracia en aras de una supuesta normalización de relaciones entre la Generalitat y el Gobierno".

En ABC el editorialista apunta directamente al bolsillo: "Su comentario causó irritación en sectores de la patronal porque alimentan la sospecha de que Sánchez ha convertido los indultos en una suerte de mercado persa para la compra de voluntades, en un momento en que España va a empezar a recibir fondos europeos". No es casualidad que esa idea la desarrolle Ignacio Camacho en su columna arrojadiza: "Esa 'normalización' de que habla el líder de la CEOE significa pelillos al mar y vamos a hacer negocios con espíritu camaleónico. Por decirlo con la fina ironía de Joaquín Garrigues, «como caballeros o como lo que somos». Igual que sus colegas catalanes, que han financiado al nacionalismo -¡¡y el 'procés'!!- incluso después de salir por patas del Principado y trasladar sus sedes fiscales a otra parte, Garamendi sabe que las cuentas de resultados dependen de las buenas relaciones institucionales. Es decir, de tragar los sapos que haya que tragarse y hacer como el que no se da cuenta del chantaje".

Menos mal que al vetusto diario le queda su insobornable líder, glosado así en su primera página: "Firmeza de Casado mientras la Iglesia se suma a los indultos y la CEOE crea confusión". Curiosamente, en la imagen que ilustra la portada aparece Casado saludando muy amistosamente a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

En la primera de La Razón la noticia merece uno de los espacios secundarios con este titular: "Garamendi incendia la CEOE al apoyar los indultos". Al ir a buscar en el interior en qué consiste el tal incendio, no se dice nada. A cambio, si se aporta una circunstancia que puede haber contribuido a las palabras del jefe de los patronos: "Llama la atención que un día antes de estas declaraciones de Garamendi a favor de los indultos, el Gobierno, a través de la ministra de Defensa, Margarita Robles, le concediera la Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco, con la que se premian los méritos, trabajos, acciones, hechos o servicios distinguidos que estén relacionados con la Defensa".

Julio Valdeón, siempre con el arma cargada, dispara a dar: "El jefe de los empresarios, Antonio Garamendi, venía de dar la bienvenida al perdón de los golpistas si permite «que las cosas se normalicen». Nada nuevo, sabemos por el poeta que los empresarios prefieren antes el orden que la justicia, aunque el orden sea injusto. La corazonada de Garamendi parece dictada a la carta por Iván Redondo y recitada por Adriana Lastra, du duá".

En Libertad Digital, Emilio Campmany se pide el puesto de acollejador con el argumento que ya se nos está haciendo familiar. La pela es la pela: "Nada nuevo bajo el sol, empresarios españoles haciendo la pelota al Gobierno y empresarios catalanes pidiendo a Madrid que les resuelva los problemas de los que ellos son en buena parte responsables".

"Garamendi patina en una condición inverosímil", titula Pedro J. Ramírez sin firmar su editorial de El Español. El encabezado es confuso, así que buscamos la miga en la letra pequeña: "El presidente de la CEOE, en resumen, ha patinado en esa cáscara de plátano que es el voluntariado que lo fía todo a la buena voluntad de los presos. Unos presos que ya han anunciado, por activa y por pasiva, que no piensan cejar en su empeño secesionista. ¿O es que acaso tiene más fe Garamendi en los presos que los propios presos?".

Cerramos la recolección en El Confidencial, que seguramente por ser un diario casi económico, no muestra el menor de los escándalos. Carlos Sánchez explica el porqué de las declaraciones de Garamendi así de llanamente: "No es que los empresarios carezcan de ideología, que la tienen, y abundante, como el resto de ciudadanos, sino que lo que les preocupa es pagar nóminas, ver crecer su negocio y disponer de una cuentas de resultados solvente, y si para lograr ese objetivo es necesario que salgan los presos, pues que salgan. El bien a proteger es la palabra utilizada por Garamendi: 'normalización', que no es otra cosa que la creación de un clima favorable para hacer negocios". Y no hay mucho más que decir.