Una mala noticia

Mientras los pastores diestros iban caminito de Colón, llegó la carta de Oriol Junqueras en la que el líder de ERC renuncia a la vía unilateral y admite los indultos como mal menor. A la prensa de orden no le sentó bien. “Nadie debe engañarse. Esto ya no va de generosidad, audacia o valentía política. Han pactado un golpe de mano al Tribunal Supremo despreciando el criterio mayoritario de los españoles y excarcelando a individuos que presumen de sus delitos”, se mesaba los cabellos ABC en su editorial. En portada había titulado “El secesionismo allana el camino a Sánchez”.

¡Mentira!

También El Mundo clamó que se trataba de una carta-trampa. “Mismo Sánchez, mismo Junqueras” titulaba un editorial visionario: “Lo que se prepara es una amnistía que no osa decir su nombre, desplegada en dos tiempos: el indulto colectivo a todos los sediciosos del 1-O y el abaratamiento del delito de sedición para redondear el desarme del Estado y la legitimación de un procés en espera de reactivación. Junqueras podrá volver a preguntarse, ya en la calle, cómo es posible que hayan vuelto a picar”.

¡Indecencia!

En Libertad Digital, el concurso de cabreados por la misiva del interno de Lledoners lo ganó Pablo Planas. Lean: “Y este es el menda al que se ha entregado Sánchez. Es una auténtica indecencia que Moncloa y un golpista preso hayan acordado una carta y un discurso como el pronunciado este lunes por el presidente del Gobierno en la sede de Foment del Treball. El diálogo con el golpismo no es concordia sino rendición”.

¡Rendición!

Y aquí es donde los acontecimientos giran de un modo sorprendente. Raúl del Pozo también hablaba en El Mundo de rendición, pero en este caso, de los soberanistas. Según él, la carta de Junqueras es una bandera blanca. Después de darlos por derrotados, añadía: “No imaginábamos que iban a rendir tan pronto la estelada los que se definen incorrectamente como republicanos y de izquierdas”.

¡Bravo!

Con todo, ningún asombro mayor que leer la felicidad del director de La Razón, Francisco Marhuenda, por la epístola: “La carta de Junqueras ha sido una auténtica bendición y hay que agradecerle que sea el inicio de un cisma dentro del independentismo. Hace tiempo que estaba a la espera de ello, porque la coalición de ERC y JxCat, con el apoyo parlamentario de las CUP, es un auténtico disparate en todos los terrenos”.