Felipe VI hace ejercicios en la banda. Desde la grada diestra se pide que salga al campo inmediatamente. "Zarzuela espera luz verde para mediar con Marruecos", titula La Razón sin esforzarse en disimular la ansiedad. "Está todo preparado para mover los hilos que sean necesarios", se lee justo debajo, aunque sin duda, lo mejor es la apostilla que viene a continuación: "Al emérito se le ha pedido que esté al margen".

Falta añadir "No vayamos a jorobarla", que es lo que se desprende también de este párrafo en la información que encontramos en páginas interiores: "Como no podía ser de otra manera Don Juan Carlos se mantiene al margen de toda esta polémica desde su retiro en Emiratos. A pesar de que es un gran conocedor de la relación con Marruecos y mantiene contactos de muchos años no solo con la casa real marroquí sino con diversos centros de poder que la rodean se ha evitado escrupulosamente su participación por motivos obvios". Muy obvios, efectivamente.

En el editorial del diario de Marhuenda, más jalea real, o sea, borbónica, bajo el título "El Rey, el mejor embajador de España". He aquí la argumentación: "Nada más grave para la estabilidad geoestratégica del Mediterráneo Occidental y para los intereses españoles que una ruptura entre ambos países. De ello, también son perfectamente conscientes en Rabat, que espera, al menos, un gesto frente a la torpeza inaudita con que se gestionó la asistencia hospitalaria al jefe del Polisario. Y, ahí, el Rey juega una baza inapreciable".

Por si no se había captado la idea, Abel Hernández administra una dosis de recuerdo: "En momentos de crisis se aprecia mejor el valor de la Monarquía española. Seguramente una llamada del Rey a su «primo» marroquí resulta más eficaz para resolver rápidamente la crisis de Ceuta que todas las gestiones diplomáticas. A este propósito, nunca se ha reconocido bastante el papel de Don Juan Carlos en la defensa, constante y eficaz, de los intereses de España. Se supone que el hijo ha aprendido bien la lección de su padre". Otra vez el emérito a vueltas.

En El Mundo, Javier Redondo da otra vuelta a la noria: "La Monarquía resuelve problemas y reveses, sobre todo cuando España hace frontera con una tiranía -los politólogos de piel de pétalos de azúcar la llaman no democracia o democracia defectiva-: no permitirás condescendiente juguetear con cacerolas a destiempo ni darás hilo a la cometa de lo rancio con desdén, por postureo, vanidad o inclinación del ánimo". No me pregunten a qué viene la perorata que sigue a la primera frase.

"Echo en falta al Rey", proclama Miquel Giménez en Vózpuli. El cuento de hadas, el habitual: "Con levantar el teléfono y llamar a Hassan II o a su hijo Mohammed, ni siquiera se habría producido. Añado que, estando como están detrás de todo este lío los norteamericanos, las excelentes relaciones que siempre mantuvo la Casa Real antaño con la Casa Blanca habrían servido para limar asperezas con un socio capital para nuestro país. La Corona es utilísima como instrumento de mediación y el prestigio que siempre mantuvo era la clave de no poca de la política exterior que permitió a España estar entre las naciones de mayor peso y más respetadas de Occidente".

En el mismo medio digital, Inma Lucas da vivas a la Guardia Civil. Literal y reiteradamente, como van a leer: "Viva la Guardia Civil, que salva vidas, que protege fronteras de cualquier hostilidad y que vela por los intereses del país. (€) Ellos son quienes nos hacen encoger el corazón, al ver, por ejemplo, en la portada de los diarios a un guardia civil que salva del agua a un bebé, tenga la nacionalidad que tenga. Cuando se contempla esa fotografía entran ganas de gritar por todo lo alto ¡viva la Guardia Civil!".

Ahora que ya sabemos quiénes son los buenos de la película, toca descubrir a los causantes del desaguisado. Ademas de la ministra González Laya —a la que se atiza sin piedad— y del propio Sánchez, piensen en morado y acertarán. Efectivamente, la culpa es de Podemos. Lo hemos leido en muchas versiones, pero pocas superan a la de Francesc de Carreras, capaz de unir Ceuta y Catalnuya en un mismo párrafo. Vean: "Además, Podemos, un partido que forma parte del Gobierno, propone el derecho de autodeterminación para el Sáhara —lo mismo que la ONU hasta ahora, por lo menos—, pero también propone lo mismo para Cataluña. Este mismo partido tiene sus raíces ideológicas en el populismo venezolano y de otras partes de América, lo cual debe complacer extraordinariamente a EEUU, protector de Marruecos". Enorme tirabuzón.