Ya vimos en la colección de ayer los primeros perfiles psiquiátricos sobre Pablo Iglesias. Los firmaban columneros de ocasión. Hoy vemos la jugada repetida, con la despiporrante salvedad de que han sido convocados auténticos profesionales de la salud mental para analizar lo que supuestamente es un paso político. ¿A quién se le puede haber ocurrido semejante genialidad? Por supuesto, a Pedro Jota Ramírez, que ha encargado a un redactor anónimo de El Español un reportaje al respecto bajo este encabezado: "Ansiedad y narcisismo: dos psicólogos analizan las razones de Iglesias para dejar Moncloa por Madrid".

Juan José Martínez Jambrina es el nombre del primer experto y este es su diagnóstico: "Pablo Iglesias no es un ser enloquecido, sino un fanfarrón con rasgos narcisistas, otros psicopáticos, que le han endurecido la piel para aguantar quintales de insultos o críticas". Su colega Pilar Enjamio habla de "complejo de base exacerbado, un afán por ser el centro de atención, así como un evidente narcisismo como rasgo de psicopatía".

Esos, como les digo, son los profesionales. Los aficionados no se privan tampoco de ponerse la bata blanca y pontificar sobre lo que hay bajo el moño del todavía vicepresidente. Atiendan al director de ABC y émulo de López Ibor, Julián Quirós: "Claro que su cabeza funciona fuera de lo racional; está anclada en las ensoñaciones, los asaltos, la mixtificación y la inmadurez de alguien que no ha sentido nunca la urgencia de atender sus necesidades básicas o las responsabilidades de la vida adulta. Tuvo ocupaciones secundarias antes de ser eurodiputado, pero careció de un trabajo como tal, ha tenido los hijos cuando ya disfrutaba de una vida de rico, y así todo".

Miren por dónde esa tesis es parecida a la del máximo responsable de La Razón, Francisco Marhuenda. Todo tiene su origen en no haber pasado hambre: "La vida de Iglesias ha transcurrido en un privilegiado entorno sin dificultades. Otros candidatos han tenido unas vidas más difíciles y, por supuesto, sin las posibilidades económicas que tenían los padres de Pablo que le pudieron dar todo lo que quiso. Es una vida regalada que explica su fragilidad personal e inseguridad, en contra de la imagen que proyecta".

En El Mundo, Santiago González, que debe ser freudiano de manual, apunta (en dos sentidos del verbo) al padre: "Dos veces llamó criminal a la derecha, (conceptual y personalmente) el hijo de un terrorista. Nadie tiene la culpa de ser hijo de quien es, pero él blasona de la condición de papá".

El "Arzalluz de Vallecas"

Se está poniendo demasiado alto el listón para resultar mínimamente original en las diatribas contra Iglesias. Más allá del diván, José García Domínguez hace un cuádruple mortal para buscar con quién comparar a Iglesias. "El Arzalluz de Vallecas" titula su lisérgica pieza en Libertad Digital, donde argumenta así el hipotético parecido: "Y de ahí que, al final, haya decidido imitar el modelo de Arzalluz en el PNV durante los años del árbol, las nueces y el plomo. Arzalluz, el jefe indiscutido e indiscutible, se quedó en el partido porque sabía que desde Ajuria Enea no se podía fotografiar e ir de chiquitos con el Gobierno de España y con Herri Batasuna al mismo tiempo. Y le salió bien la jugada, demasiado bien. Justo eso es lo que ahora pretende emular Iglesias".

Tirando de repertorio más clásico, el editorialista de El Mundo pide no despistarse y recuerda que el 4 de mayo no se disputa solo la presidencia de Madrid: "Hay mucho más en juego que el poder en Madrid: se trata de defender la viabilidad misma de una alternativa liberal al sanchismo para los próximos años en toda España". Esa la coge al vuelo en el mismo diario Federico Jiménez Losantos para que el votante sepa que no debe optar por Iglesias, pero ojo, tampoco por Arrimadas: "Es lo mismo votar a Inés que a Pablo: todo irá al mismo saco electoral. A los hombres del saco de La Moncloa, de Caracas y de Lledoners".

Y para terminar en alto, les dejo al economista requeteliberal por excelencia, Juan Ramón Rallo, recomendando a Isabel Díaz Ayuso que se apunte a lo que él mismo llamaba poco menos que privilegio medieval. Lean: "Pero si de verdad Díaz Ayuso quiere dar un auténtico paso adelante y articular un discurso propio que sirva para reconectar a la derecha con su tradición descentralizadora, lo que debería hacer es reclamar un autogobierno fiscal pleno para Madrid. Un modelo similar al concierto económico vasco, pero para la CAM". Cosas veredes.