Un 8,3 % del total de casos positivos por coronavirus en Italia corresponde a personal sanitario, el doble de los datos registrados en China, según un estudio de la fundación Gimbe a partir de los números proporcionados por el Instituto Superior de Sanidad.

En total, son 2.629 los médicos, enfermeros y demás sanitarios los que han dado positivo por el coronavirus con datos actualizados hasta el día de ayer, mientras que en toda Italia hay 31.506 casos, incluyendo los 2.503 fallecidos y los 2.941 curados.

El presidente de la fundación médica Gimbe, Nino Cartabellotta, afirmó que "el número de operadores sanitarios infectados es enorme, el porcentaje dobla al que se dio en China".

Los datos llegan en un momento en el que los médicos denuncian la falta de material apropiado para trabajar de forma segura, como mascarillas, uniformes o guantes, a pesar de iniciativas como las de China, que ha enviado al país 30 toneladas de material.

El presidente de la Federación Nacional de las Órdenes de Médicos, Filippo Anelli, afirmó que "es necesario extender el uso de test a todos los médicos asintomáticos que tratan con pacientes del COVID-19 para impedir la difusión del contagio".

Anelli advirtió en una entrevista con la agencia ANSA de que "los médicos asintomáticos, pero positivos sin saberlo, representan un enorme riesgo en los hospitales".

También dieron la voz de alarma en el Sindicato Nacional Autónomo de Médicos Italianos en Milán, donde se quejaron de que el personal sanitario estaba "abandonado, sin protección", y pidieron que el Gobierno se incautara el material en las fábricas.

En los últimos días se han producido polémicas en Italia respecto al material sanitario, como el envío de 250.000 mascarillas quirúrgicas que Protección Civil realizó a la región de Lombardía, la más afectada por el coronavirus y donde se han registrado la mitad de contagios.

El consejero de Sanidad de la región, Giulio Gallera, rechazó las mascarillas asegurando que son "absolutamente inapropiadas para usar en un hospital" y ordenó retirarlas después de recibir las quejas de los sanitarios.