"Caminante no hay camino, se hace camino al andar” decía Machado y eso es lo que debieron pensar también nuestros ganadores de esta semana, la familia Eseverri Ilarregui cuando Iñaki Eseverri se enganchó a hacer rutas por todo el Estado. No es de extrañar tampoco que su libro preferido sea ‘El Quijote’ y que esa alma aventurera sea la que le impulse a salir de su casa de Pamplona cada vez que encuentra la ocasión y asegura que “el 98% de las veces, la gente que te encuentras tiene la intención de ayudar”. Su mujer, Blanca Ilarregui, también comparte esa opinión, aunque ella prefiere el recogimiento del hogar. Esta pamplonesa es una amante de las plantas, a las que cuida con mucho mimo en la terraza del balcón y de las que se sabe los nombres más inverosímiles ante la sorpresa de Iñaki. 

BLANCA ILARREGUI

Blanca contagia optimismo a sus 67 años y confiesa que no puede parar quieta porque siempre tiene una idea que le ronda la cabeza. Esta amante de la fotografía, la arquitectura y el orden cumplió su sueño de ir a Japón y disfruta contando las curiosidades del país nipón. Trabajó durante años de pescatera y ahora ocupa su tiempo en las tareas del hogar, cuidando de sus plantas, su nieta Ekia, haciendo manualidades o haciendo cambios de decoración en casa cuando Iñaki Eseverri, su marido, no está.


El matrimonio Eseverri-Ilarregui nos abre las puertas de su casa, en el barrio pamplonica de Iturrama, donde nos recibe con su nieta de tres años, Ekia, la hija de su hija mayor, Saioa, de 40 años, que no ha podido acudir por encontrarse de vacaciones, como el pequeño, Eneko (37 años). Para acompañarles han venido dos de sus sobrinos, Leire y Mikel Ilarregui Calvo, de 17 y 14 años, respectivamente. Con ellos hemos hablado de sus viajes en familia, sus aficiones, sueños, planes y rutas por los paisajes vasco-navarros, sus libros, juegos y mucho más.  

¿Quién es el encargado de hacer los pasatiempos en esta casa?

-Blanca Ilarregui: Los hace él normalmente (dice señalando a Iñaki). Nos gustan mucho los crucigramas y, ¿sabes a qué nos hemos enganchado ahora?

-Leire Ilarregui: Al Wordle, que es un juego de palabras. En mi colegio estaba muy de moda. Jugaban los profes, los alumnos y todo el mundo y por eso empecé.

-Iñaki Eseverri: Sí. Es que te engancha absolutamente.

-Blanca: También nos gusta mucho el Scrabble.

Habéis ganado un proyector de cine, ¿os gusta ver películas?

-Blanca: Con las plataformas digitales sí que vemos más pelis, pero Iñaki no es mucho de cine entonces cuando él está en sus asuntos, yo aprovecho y las veo.

-Iñaki: No soy muy fan del cine, pero siempre me ha gustado la ciencia-ficción. Por ejemplo, la primera película de ‘El planeta de los simios’ me encanta. Es una película antigua y para mí una obra maestra de la ciencia ficción.

-Blanca: A mí me gusta más el cine romántico y la comedia francesa, porque son dos géneros que hacen muy bien.

-Iñaki: A mí me encanta (risas).

¿Qué otros hobbies tenéis?

-Iñaki: A mí me encanta el senderismo y hacer el Camino de Santiago. Tengo una colección de palos de senderismo de madera y también tengo de los modernos, de esos telescópicos. Están ahí en la terraza, pero no se ven porque los tapan las plantas…

También os gustan las plantas, por lo que veo.

-Iñaki: Sí. Blanca entiende mucho de plantas.

-Blanca: Me gustan mucho y me las conozco todas. Además nos dan mucha frescura en la terraza.

-Iñaki: No se le muere ninguna y conoce el nombre de todas.

-Blanca: Cada uno tiene una tecla y a mí las plantas siempre me han gustado. También me gusta la fotografía y he hecho cursos de dibujo y pintura. Tuve una temporada que me divertía hacer cuadros pero ahora no hago nada de eso. Me divierte más el rodillo.

-Iñaki: Y nos gusta mucho viajar. Hemos estado hace poco toda la familia en Japón.

-Blanca: Hace poco no, hace cuatro años ya (risas). Solemos hacer un viaje con nuestros hijos, Saioa y Eneko, y sus parejas a diferentes sitios.

La familia Eseverri Ilarregui.

¿Todos los años?

-Iñaki: No, pero intentamos hacerlo a menudo. 

-Blanca: Un año estuvimos en San Petersburgo y Moscú, hace dos años, como Ekia era muy pequeña, suspendimos el viaje; y el verano pasado viajamos a Praga ya con ella. Este año iremos a París para que disfrute en Disneylandia.

¿Tenéis algún destino en mente o algún sueño de viaje por realizar?

-Blanca: Mi sueño era ir a Japón y cuando fuimos me encantó. Si estuviera más cerca iría mucho más. Los jardines son maravillosos, a mí que me gustan las plantas me parecieron increíbles. La arquitectura también me pareció espectacular, aunque la gente es verdad que parece un poco rara. Eso sí, nos olvidamos una cámara de fotos en un sitio y nos vinieron a buscar cuando ya estábamos bastante lejos para decirnos que se nos había olvidado.

-Iñaki: Pero parecen robots, son muy cuadriculados. Y es un país que siendo la tercera parte de España en superficie tiene 150 millones de habitantes. O sea, yo no me iba a vivir allí ni harto de vino pero a Blanca le ha encantado. Tenía su sueño de ir a Japón, pues ya hemos ido.

Y tú, Iñaki, ¿qué sueño tienes?

-Iñaki: El mío es poder seguir andando hasta los 85 años y también seguir leyendo.

¿Qué sitio de los alrededores de Pamplona me recomendáis?

-Iñaki: Hay una ruta, la GR 220, en la que vas por todo el valle de Aranguren bordeando la cuenca de Pamplona que está muy bien. Y en Gipuzkoa hay una ruta entre Zumaia y Deba preciosa. Yo recomiendo ir a Zarautz, dejar allí el coche y hacer la ruta siguiendo las flechas del camino de Santiago por Getaria, Askizu y Zumaia, para acabar en una de las sidrerías comiendo un buen chuletón después de hacer 18 kilómetros. Después vuelves andando seis kilómetros más y coges un autobús que te lleva hasta Zarautz de nuevo.

-Blanca: También solemos ir a Baiona a pasar el día. Nos gusta mucho ir a pueblos pequeños y hacer turismo rural.

IÑAKI ESEVEERRI

Este pamplonés de 65 años es caminante y lector empedernido. Su gran biblioteca y su colección de palos de senderismo dan fe de sus dos principales aficiones. Es jubilado de banca y le gusta hacer crucigramas, jugar al Wordle y recorrer kilómetros. Además de llevar a sus espaldas 23 caminos de Santiago, se ha pateado prácticamente todo el país haciendo rutas de largo recorrido. Casado con Blanca Ilarregui tienen dos hijos, Saioa (40 años) (37), y una nieta, Ekia, (3), con quienes disfrutan de su tiempo libre.

¿Qué libros nos recomendáis?

-Iñaki: Yo leo todo lo que me cae. Desde Ken Follet, que vende como churros, hasta Almudena Grandes, que me encanta. También me gusta mucho cómo escribe Miguel Sánchez-Ostiz, que además es navarro. Pero el libro que más me ha gustado y ya sé que suena a topicazo pero no lo es porque me lo leí a los cuarenta y tantos y no cuando era estudiante es ‘El Quijote’. Me partí de risa, literalmente, leyendo este libro.

-Blanca: Yo leo poco, no tengo capacidad de concentración. Lo que sí hago es que cuando él se va al Camino de Santiago, le doy vuelta a todo.

-Iñaki: Sí. Cada vez que vuelvo de un viaje, me cambia todo de color (Risas).

-Blanca: Por eso no puedo sentarme y estar concentrada leyendo porque estoy pensando en todo lo que tengo que hacer. Mi cabeza divaga y me entretengo más haciendo otras cosas o con juegos.

-Iñaki: Así es. En mi último viaje pintó toda esa pared de morado (señala la pared del salón).

O sea que cuando vuelves piensas a ver qué ha hecho esta vez…

-Iñaki y Blanca: (Risas).

-Blanca: Pinto todo, puertas, paredes, muebles (risas)…

Mikel, con sus tíos, Iñaki Eseverri y Blanca Ilarregui, su hermana Leire y la pequeña Ekia. Aída M. Pereda

Iñaki, ¡eres un enamorado del Camino!

-Iñaki: Sí. Yo ahora tengo tres ‘hobbies’ en mi vida: mi nieta, el senderismo y la lectura. He completado un montón de GRs (senderos de Gran recorrido) y he estado por toda la Península Ibérica. He hecho 23 veces el Camino de Santiago y ahora acabamos de hacer el Camino del Ebro entero y con Blanca el Camino del Padre Sarmiento.

-Blanca: Bueno, a mí no me gusta mucho andar, pero esta vez me animé porque era por la costa (sonríe). El camino del Padre Sarmiento está muy bien. Sales desde Pontevedra y pasas por Cambados, Sanxenxo, la isla de Arousa… Vas bordeando el mar y es precioso.

-Iñaki: Sabíamos que no íbamos a llegar hasta Santiago de Compostela porque sólo teníamos una semana de vacaciones, pero quería que Blanca probase.

-Blanca: El problema fue que no paró de llover. Llovía de tal manera que al final pensé ¡pues que le den morcilla al Padre Sarmiento! (Risas)

¿Cuántos kilómetros hacíais al día más o menos?

-Blanca: Conmigo Iñaki hace la mitad que haría él más o menos. Hacíamos unos 20 kilómetros por día.

-Iñaki: Sí. Cuando voy con los amigos nos hacemos entre 40 y 45 al día. La semana que viene vamos a hacer el Camino Lebaniego Castellano, que sale de Palencia capital. Dormiremos en Frómista y subiremos hasta Santo Toribio de Liébana.

¿Lo hacéis siempre andando?

-Iñaki: Sí, siempre a pie.

¿Y de dónde te viene esa afición por el Camino de Santiago?

-Iñaki: Empecé en el 93, cuando empezó el ‘boom’ y no nos encontramos en el Camino más que a otros dos peregrinos, así que pensé: “Esto es un chollo”. Pasear me encanta y da igual si son montes escarpados o el desierto de Tabernas, que hace tres años haciendo la GR40 lo atravesamos en Almería. El paisaje, cuanto más variado, mejor, y la sensación de encontrarte en un pueblo nuevo, por muy pequeño que sea, y hablar con la gente para mí fue un descubrimiento enorme. Mientras pueda, seguiré andando (risas).

Sí, además parece que cuando te metes en el Camino todo cambia…

-Iñaki: Sí. Es muy democrático. Tú puedes hacer 15 kilómetros al día o 55, puedes ser joven o viejo, puedes ir a albergues si quieres, y si no, puedes ir a hoteles o hasta a paradores nacionales, que lo he visto también.

-Blanca: Un año se fue con nuestro hijo Eneko cuando era pequeño, y otros tres niños de la familia y los chavales se lo pasaron en grande. Recuerdo que hicieron un álbum de fotos muy bonito.

¿Creéis que ha cambiado mucho el Camino desde entonces?

-Iñaki: Ahora no se puede ni andar casi. ¡El Camino francés parece una procesión! 

-Blanca: Sí. Ha cambiado mucho. El espíritu de recogimiento que había al principio, de encontrarse a sí mismo, parece que se ha perdido un poco. Cuando Iñaki y yo empezamos a hacerlo cogíamos un mapa, cortábamos la zona de la ruta que íbamos a hacer y cada noche, con un rotulador, íbamos pintando las etapas. Nuestros hijos eran pequeños y él les mandaba tréboles por carta. Entonces no había ni móviles y ahora existen todas las facilidades, incluso tienes la opción de que Correos te lleve la mochila.

En el Camino te encuentras tanta gente como motivos diferentes para hacerlo, ¿no creéis?

-Iñaki: Sí. El Camino es espiritual, no es necesariamente religioso. Yo soy agnóstico y el camino es, en el fondo, lo que quieres que sea. Vas con amigos, pero caminando vas solo. Y si quieres hablar, en cualquier sitio te encuentras a gente y puedes charlar durante horas.

La Familia Eseverri Ilarregui a punto de probar una de las recetas estrella de Blanca, el tiramisú casero.

Supongo que tantas llegadas a Santiago a tus espaldas, también te habrán cambiado la forma de verlo, ¿no? 

-Iñaki: Ahora para coger una Compostela, la acreditación de que has hecho el Camino, te puedes pegar cuatro o cinco horas haciendo cola. La última vez que llegué era 28 de febrero, 20 días antes de que decretaran el confinamiento. Recuerdo que llegué a Santiago y a las 10.30 h de la mañana fui a recoger la Compostela y me preguntaron: “¿Quieres comer?” Y por supuesto dije que sí. Lo curioso fue que me invitaron a comer en el Hostal de los Reyes Católicos. Resulta que hay una tradición de toda la vida que consiste en que a los diez primeros peregrinos les invitan a comer y yo no la conocía. Como llegué el séptimo pude disfrutar de la experiencia y estuve con otras nueve personas de diferentes sitios charlando y compartiendo vivencias.

¿Y a vosotros os gustaría ir con los aitites a hacer el Camino?

-Ekia: ¡Sí!

-Blanca: Cuando termines la ikastola, que ya serás más mayor (sonríe). Ahora va a Paz de Ziganda, en Villava.

¿Y vosotros estáis en el instituto?

-Mikel Ilarregui: Sí. 

-Leire: Yo he acabado este año el instituto y voy a empezar Magisterio ahora.

¿Lo tienes claro?

-Leire: Sí. Desde segundo de Primaria sé que quiero hacer Magisterio por una profesora que me dio clase. He ido haciendo voluntariados con niños y me encanta. Cuando acabé la EVAU fui a la clase de mi antigua profesora para estar tres días con los críos y fue genial.

¿Qué tenía esa profesora para que quieras dedicarte ahora a la docencia?

-Leire: No sé, era muy inspiradora. Ya de pequeña decía que quería ser profe y con el tiempo lo vi más claro. Me gustaría hacer Primaria y luego tal vez Infantil.

¿Y qué os gusta hacer en vuestro tiempo libre?

-Mikel: Yo juego a waterpolo y entreno los cinco días de la semana. Y también juego a fútbol. 

¿Te gustaría dedicarte profesionalmente al waterpolo?

-Mikel: No, porque no se cobra dinero (Risas). Además aquí en Navarra no tenemos instalaciones propias.

-Blanca: Para el fútbol tienen las instalaciones de Tajonar y se les hace mucho caso, pero con el waterpolo es otra historia…

-Iñaki: Yo pasé toda mi juventud jugando a fútbol y lo único que hacía era llevar la ropa y las botas sucias a mi madre (risas).

-Blanca: ¡Y luego me tocó a mí! (risas).

-Iñaki: Yo con el fútbol me he divertido lo que no se ha divertido nadie. No he destacado nunca, pero divertirme…

Eso que veo ahí colgado en la pared, ¿Qué es? (Señalo un cuadro lleno de nudos de embarcaciones)

-Iñaki: Eso me lo regalaron unos amigos porque siempre que íbamos a sitios donde había mar cerca me quedaba mirando estos cuadros de nudos, así que decidieron comprarme uno.

-Blanca: Todo lo que tenemos lo colgamos, como ves (Risas).

¿Y qué tal habéis vivido los Sanfermines? ¿Los habéis cogido con ganas después de dos años de parón?

-Mikel: Yo sólo he ido a las barracas con los amigos porque estuve en el Campeonato de España de waterpolo.

-Leire: Yo me lo he pasado muy bien porque no había salido nunca en Sanfermines y este año he podido conocer todo. No sólo salir por la noche sino también la parte de las mañanas, las dianas, ir al encierro, el almuerzo…

-Iñaki: Es que el Covid si te pilla con 15 años te afecta mucho más que a nosotros, que ya hemos salido lo que teníamos que salir. Hay una edad clave, los 14 ó 15, que los tienes que vivir. Son años vitales y necesarios.

¿Cómo vivisteis el confinamiento?

-Leire: Yo al principio no fui muy consciente. De hecho, cuando nos confinaron y dijeron dos semanas, llegué a casa cantando: “¡Coronavirus!” Pero luego cuando se iba alargando y veías que no era tan guay, que no podías salir, no podías ir a clase, era más tiempo que lo esperado… pues se hizo muy pesado la verdad.

-Blanca: Yo no tuve ningún problema porque como no me gusta salir de casa…

-Iñaki: Somos un matrimonio perfecto. A ella no le gusta salir y yo no entro (risas). Ahora con nuestra edad y teniendo una nieta disfrutamos de otra forma. Yo en Sanfermines he estado en los toros, en la Peña Txantreana y disfrutando con Ekia.

La Familia Eseverri Ilarregui reunidos en el cumpleaños de Blanca.

La Familia Eseverri Ilarregui reunidos en el cumpleaños de Blanca.

¿Qué tipo de alimentación lleváis?

-Blanca: A mí me gusta la alimentación de aquí. Comemos muchas verduras, legumbres, garbanzos con jamón, ensaladas… Los productos como las alcachofas y el cardo tienen que ser de la temporada y en verano, los espárragos frescos de aquí. Sé que ahora está de moda, pero eso de comprar alubia verde en diciembre que no se sabe de dónde viene, pues como que no. 

-Iñaki: Blanca borda el pescado. El besugo al horno, que no te creas que lo comemos todos los días, ella lo hace igual que en la parrilla de un restaurante. Al pescado hay que pillarle el punto y ella lo clava. El gallo empanado en harina con mantequilla a la sartén, también le sale genial y le gusta mucho hacer postres.

¿Un postre que borde vuestra tía Blanca?

-Leire: El ‘brownie’ suyo es superior, el mejor postre del mundo.

-Mikel: A mí me encanta el tiramisú que hace, porque es increíble…