nna hace tiempo que aspira a mejorar su nivel de inglés. En realidad, su objetivo pasa por soltarse en una conversación informal y lograr un nivel fluido para poder viajar a San Francisco, su próximo destino. Como la mayoría, quiere perder el miedo a hablar un idioma extranjero y vencer las barreras de su introspectiva personalidad. Su gramática es buena, asegura; en cambio, cuando se enfrenta a una conversación cojea bastante más. En Donostia, como en cualquier otra ciudad, tiene la opción de apuntarse a una academia privada o a la escuela oficial de idiomas y asistir a clases de gramática y vocabulario, las modalidades más habituales, con el desembolso económico que ello supone. Otro habitual método de aprendizaje son las costosas estancias en el extranjero, normalmente en verano. Anna decidió declinar ambas opciones y, tras superar su congénita timidez, se inclinó por acudir a los encuentros que una céntrica cafetería donostiarra organiza los miércoles entre ciudadanos locales y foráneos.

Allí el sistema es el siguiente: durante 45 minutos hablan en castellano y los otros 45 minutos la charla es en inglés/francés, depende del perfil de la persona. Beben un café, una cerveza o un refresco y se forman pequeños grupos de conversación. Nadie está obligado a abonar una consumición, pero la norma no escrita dice que se debe beber o tomar algo en estos encuentros gratuitos. Se suele juntar gente joven, menores de 40 años en la mayoría de los casos, más abiertos a conocer gente y probar experiencias sociales de este tipo. Muchas veces las charlas se alargan más de lo estipulado y los ahí citados discurren buena parte de la tarde de cháchara pasando de un idioma a otro, que es de lo que se trata.

Los intercambios de idiomas se han convertido en una herramienta útil tanto para perfeccionar una lengua extranjera como para abrir el círculo de amistades. La atención es individualizada y el feedback, instantáneo; podemos saber justo al instante si nos estamos expresando de manera correcta o si por el contrario hemos metido la pata. La comunicación es 100% real y los asistentes se expresan de manera natural, fuera del encorsetamiento del aula. Algunas escuelas han tomado nota de ello y no son pocas las que organizan, fuera del horario lectivo, encuentros de este tipo como actividad complementaria a sus clases. Lacunza, que cuenta con una amplia red de centros en Gipuzkoa, suele juntar a su pequeño grupo de estudiantes japoneses con donostiarras interesados en la cultura nipona. Lo hace una vez al mes en un pub de la Parte Vieja. Y todos salen beneficiados: la escuela por ofrecer un servicio extra, los ciudadanos deseosos de formar parte de este tipo de intercambios sociales y el hostelero, que logra sumar clientela un día laborable generando además un ambiente agradable y cosmopolita en su local. Un coordinador dirige las conversaciones con diferentes ejercicios lingüísticos y un gran sentido lúdico en los que el componente social es importante.

En tiempos de pandemia queda la opción de obviar el bar o la cafetería de turno y aprender un idioma extranjero desde un dispositivo electrónico, normalmente un teléfono móvil o el ordenador. Últimamente han estado en boga las llamadas y videollamadas gratuitas para perfeccionar el conocimiento de una lengua que no dominamos o queremos descubrir por primera vez. Tándem, además de una peculiar bicicleta doble, es el nombre de una fundación guipuzcoana formada por un equipo internacional con sede en Alemania (Berlín y Hannover) que en 2015 puso en marcha una aplicación móvil "para conectar a millones de estudiantes de idiomas". Su uso se ha extendido por todo el planeta. Disponible para iOS y Android, según datos de la compañía, cuenta con usuarios de más de 180 países repartidos en miles de ciudades de todo el mundo que se comunican en 300 idiomas. Su funcionamiento es muy sencillo. Tiene en cuenta no solo el idioma elegido, sino también la ubicación, los intereses culturales y un perfil que consideran idóneo para "encontrar fácilmente al compañero de idiomas ideal". Las opciones son variadas: se pueden enviar notas de voz, textos o realizar llamadas o videollamadas, para lo cual, como sucede en Tuiter, por ejemplo, es necesario que los interlocutores se sigan entre sí.

Michail, uno de los usuarios Tandem, relata su experiencia: "Tuve el privilegio durante mi más reciente viaje de conocer personas sensacionales a través de la 'app'. No solo aprendes y mejoras el idioma, sino que también aprendes de sus culturas, expresiones locales y hasta recibes recomendaciones". Otras aplicaciones populares con las que hacer intercambios son HelloTalk, Speaky, Hi uTandem y Lingvu, todas compatibles para Android e iOS excepto en el caso de la última, que solo está disponible en los dispositivos Android.

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