Cuando comemos una manzana, por ejemplo, la gran mayoría de veces optamos por tirar la parte que no nos vamos a comer, pero hay otra opción, enterrar las pequeñas semillas de su interior para ver si crece un manzano. "Me da pena tirar las semillas de la fruta que me como y las entierro en el jardín. El año pasado nos salió un manzano de una manzana que me comí", nos cuenta la donostiarra Maite R. Ochotorena. "En su último cumpleaños, le regalé un libro y la semilla de un árbol", señala su pareja, Jon Intxausti. Pero, ¿cuáles son las instrucciones que debemos seguir para conseguir que nos crezca un manzano conseguirlo a partir de las semillas de una manzana que nos hemos comido en alguna comida?

Lo primero, tenemos que saber que otoño es la época del año en el que mejor crecen este tipo de árboles, aunque en primavera y a comienzos de verano también se puede hacer, pero no será igual. Lo segundo, no por ello menos importante, tenemos que saber que si decidimos cortar la manzana en dos, por la mitad, corremos el riesgo de partir la semilla, así que poco a poco vamos cortando hasta que llegamos a verlas y las sacamos con cuidado con una cuchara de café. Antes de enterrarlas es recomendable que permanezcan 24 horas en un vaso con agua, bien cubiertas y a remojo.

Al día siguiente, rellenamos un tupper de un sustrato que se llama vermiculita, que es un mineral que retiene la humedad y es ideal para semilleros. A continuación, cogemos las semillas de la manzana y las ponemos separadas entre sí, porque puede darse el caso de que una crezca mucho antes que otra, y viceversa. Una vez hecho, terminamos de rellenar el tupper de vermiculita. Seguido y con mucho cuidado, sólo queda regar el tupper, pero no empaparlo. Nos podemos ayudar de un vaporizador. En este punto, si por algún casual, vemos que este sustrato se inunda, lo retiramos, ya que de no hacerlo las semillas podrían ahogarse. Van a estar un tiempo metidas en el tupper, así que mucho cuidado.

Por último, por prevención es recomendable echar un fungicida ecológico. Una vez hecho, regar y a la nevera a 6 grados. Lo mantendremos ahí metido durante tres meses y una vez a la semana lo abriremos para renovar el aire. Pasado este periodo, sembraremos las semillas en semilleros con agujeros para que drene bien el agua. Y... ¡suerte!