En 1950, en el corazón del barrio de Cimadevilla (Gijón), los señores García y Liñero, que originalmente se dedicaban a las conservas de pescado, tuvieron una idea revolucionaria: envasar la esencia de la cocina asturiana para que pudiera viajar por el mundo. Así nació Litoral, la primera fabada en conserva que llevó el sabor del norte hasta los hogares de toda España… y más allá.
Aunque las primeras latas de fabada se envasaban para sus vecinos asturianos que habían emigrado a Cuba y echaban de menos los sabores de su tierra, pronto tuvieron tanto éxito que acabaron abandonando las conservas de pescado y apostando por la fabada Litoral, que se convirtió en un icono de la gastronomía popular. Hoy, la fabada Litoral celebra su 75 aniversario fiel a su receta original y a su espíritu de innovación.
Su elaboración es sencilla, pero impecable: ingredientes 100 % naturales, sin conservantes ni aromas artificiales, un compango asturiano de elaboración propia, y una técnica única.
Todo —alubias, chorizo, morcilla, panceta y caldo— se introduce en la lata, que actúa como una pequeña olla exprés. Allí dentro se cocina y esteriliza el producto, garantizando sabor, textura y seguridad alimentaria sin necesidad de aditivos. Cada lata conserva así la esencia de la cocina de siempre, con el sabor de la fabada casera recién hecha.
Litoral ha sabido adaptarse a los tiempos sin perder su esencia. En una sociedad que vive a contrarreloj, ofrece platos honestos y listos en dos minutos, que permiten disfrutar del sabor de casa sin complicaciones.
Esa combinación de autenticidad y calidad ha convertido a la marca en un referente del sector y en un aliado indispensable en millones de despensas españolas. “Litoral tiene historia y mucho futuro. Las legumbres son un pilar de la dieta mediterránea y parte esencial de nuestra alimentación y ahora, además, están en auge. Los consumidores buscan, cada vez más, una alimentación saludable y las legumbres son unas grandes aliadas, gracias a su aporte de proteína vegetal y fibra. En este contexto, también Litoral se convierte en una alternativa perfecta para quienes quieren comer bien y de forma equilibrada, aunque no tengan tiempo de cocinar”, explica Isabel Velasco, directora de la fábrica de Litoral en Gijón.
Litoral es también un orgullo asturiano. La fábrica, que da trabajo a unas 120 personas, no solo representa el corazón industrial de la marca, sino también su compromiso con la sostenibilidad. La planta es cero residuos a vertedero y, en los últimos cinco años, se han invertido 7 millones de euros para, entre otras mejoras, reducir el uso de agua y el consumo energético.
Desde hace décadas, la comunicación de Litoral tiene rostro y voz propios: la abuela. Ella representa la sabiduría culinaria transmitida de generación en generación, el cariño al cocinar “a ojo”, y la autenticidad de los platos de siempre.
Convertida ya en un símbolo de la marca, es la encargada de recordarnos que, aunque cambien los tiempos, el sabor de casa nunca pasa de moda.
El alma de Litoral también es la propia empresa. Durante los momentos más difíciles, la compañía ha demostrado su compromiso con las personas. Durante la pandemia, la marca alcanzó un récord de producción —más de 300.000 latas al día— para garantizar el abastecimiento nacional. Además, donó alimentos al Banco de Alimentos de Asturias, mascarillas a entidades locales y productos a zonas afectadas por catástrofes naturales, como la DANA de Valencia.
Una muestra más de que detrás de cada lata hay mucho más que comida: hay solidaridad, esfuerzo y comunidad.
Aunque la fabada es su plato insignia, Litoral ofrece más de 20 recetas y formatos que incluyen, entre otros, el cocido madrileño, las lentejas riojanas y los callos a la madrileña. Un equipo de cocina, liderado por un chef, es quien elabora todas las nuevas recetas de Litoral en la propia fábrica. En línea a las nuevas tendencias, han desarrollado gamas como Hoy Legumbres o Litoral Vegetal, pero siempre con la misma premisa: ingredientes naturales, sin conservantes y con aceite de oliva, para que cada consumidor encuentre su plato “de cuchara” ideal.
Esta diversidad permite que cada consumidor encuentre su “plato de cuchara” ideal, sin perder el sabor que define a la marca.
Setenta y cinco años después, Litoral sigue siendo mucho más que una marca: es una parte de nuestra memoria gastronómica.
La fabada que nació en Gijón para alimentar a los que estaban lejos, hoy alimenta la nostalgia, el orgullo y el amor por la buena mesa.
Porque como decían en el anuncio: