- Zestoa cuenta desde ahora con otro atractivo más. El reloj de la parroquia que dejó de funcionar después de que en 2017 un rayo destruyera la cúpula ha sido recolocado en la casa consistorial. Cinco vecinos de la localidad, Manuel Arregi, Jon Egiguren, Jesus Illarramendi, Santi Zabala y Jose Manuel Goenaga, se han encargado de restaurar la pieza, que data de 1879 y estuvo en funcionamiento durante 138 años.

A pesar de que este elemento de gran valor histórico estaba ubicado en la parroquia, pertenecía al Ayuntamiento. Tras la destrucción de la cúpula, el Consistorio lo recuperó y empezó a trabajar en sus posibles nuevas ubicaciones. Según explicó el alcalde de la localidad, Mikel Arregi, en una rueda de prensa ofrecida el pasado viernes para presentar en público la pieza renovada, "una de las opciones era volver a instalarlo en el campanario, pero ante los problemas de accesibilidad de dicho sitio, y considerando que el reloj es un patrimonio de los ciudadanos, pensamos que era mejor ponerlo a disposición de la ciudadanía".

Además, durante este periodo el Consistorio ha hablado con varios agentes de la localidad, incluso con la Iglesia, que ha optado por comprar un "reloj más moderno".

Tras tomar la decisión de situarlo en un lugar más visible para los ciudadanos, el equipo de gobierno decidió que lo mejor era ubicarlo en el consistorio. "Parece que siempre ha estado aquí, se ha adaptado muy bien al lugar", detalló el primer edil.

El reloj ha sido reparado entre cinco vecinos, que relatan que el Ayuntamiento se puso en contacto con ellos y les lanzó la propuesta, sin que hubiera decidido aún su ubicación final. Los voluntarios pidieron más información al respecto, "ya que teníamos dos inquietudes: por un lado, tuvimos una experiencia agridulce con la rehabilitación de Santa Engracia, y por otro, la adecuación del reloj también nos preocupaba. Necesitaba algunas adaptaciones técnicas y teníamos que ver si podíamos hacer esos trabajos", explicó uno de los miembros del grupo.

Ninguno de los voluntarios es "experto en relojería, pero hay mecánicos con gran experiencia", por lo que empezaron a estudiar varias "piezas similares", hasta que tuvieron la certeza de que podían colaborar en el proceso. "Vimos que estábamos capacitados para darle un cuidado especial", por lo que acordaron con el Ayuntamiento seguir adelante con el proyecto. Una vez aceptada la propuesta, el primer edil les adelantó el lugar exacto donde debían instalar la pieza y se volcaron en la reparación.

El reloj fue fabricado por Benito Yeregui, nacido en Betelu, pero residente en esa época en Aginaga de Usurbil: Por Benito Yeregui en Aguinaga de Usurbil en 1879. Siendo Alcalde D. Manuel Izeta, reza el mecanismo.

Los documentos municipales detallan que ha sido reparado en varias ocasiones. En 1926, por ejemplo, el Consistorio adoptó el siguiente acuerdo: "Avisar al Sr. Yeregui de Zumaya que vea el reloj de la Parroquia y proponga el arreglo que procede hacer a la vez que el presupuesto". Sin embargo, no hay ninguna respuesta posterior registrada en las actas municipales, aunque sí una factura de 165 pesetas de un relojero donostiarra. Lo más probable es que Yeregui hubiera dejado de dedicarse a la reparación de relojes cuando el Ayuntamiento contacto con él, por lo que recurrieron al donostiarra Ángel Oruz, cuyo nombre está inscrito en la rueda imperial de la sección de sonería del reloj junto al año 1926.

La pieza, de 1879, es el último reloj mecánico de Zestoa; funcionó en el campanario durante 138 años y ha sido reparado varias veces