unque la esperanza de vida ha subido, no es muy común que un matrimonio celebre el 60º aniversario de su boda. Mucho menos común es todavía el caso de los hermanos Uribesalgo y sus esposas: las dos parejas se casaron el mismo año y en 2021 han celebrado el 60º aniversario de sus bodas.

Ascensio Uribesalgo tiene 89 años y su esposa María Elvira Sáenz, 84. Él es de Zumarraga y ella de Donostia. Se conocieron en un viaje por Europa. A la vuelta, los participantes en aquel viaje organizaron una comida en Donostia. Ascensio le llamó a María Elvira para que le acompañara de la estación al restaurante. Por todos es conocido que a los de los pueblos todas las ciudades les parecen enormes y se pierden enseguida. No hay más que ver lo que le pasó al pobre Paco Martínez Soria... María Elvira se compadeció del pobre zumarragarra y accedió a hacer de guía. Ascensio se vino arriba y después de la comida le dijo que le encantaría conocer mejor Donostia. Y ella volvió a acceder. Algo le vio a aquel joven de Zumarraga... y hasta hoy.

Cruz María Uribesalgo tiene 87 años y su esposa Filo Urrestarazu, 86. Ella nació en Urdiain, pero cuando tenía 5 años sus padres vinieron a Zumarraga. Al poco, conoció al que durante estos últimos 60 años ha sido su marido. "Vivíamos enfrente. Salía a la ventana y me lo encontraba delante", recuerda. "Cuidándole", añade él.

Los Uribesalgo-Urrestarazu estuvieron siete años de novios y los Uribesalgo-Sáenz, dos. Los primeros se casaron el 3 de mayo de 1961 y los segundos el 10 de octubre. Los Uribesalgo-Sáenz se casaron en la iglesia de San Vicente de Donostia y celebraron el banquete en el restaurante Ulia. Los Uribesalgo-Urrestarazu se casaron en La Antigua y el banquete fue en el balneario de Ormaiztegi. Cruz María y Filo tienen cinco hijos y doce nietos y Ascensio y María Elvira cuatro hijos y siete nietos.

María Elvira reconoce que en sus tiempo, las parejas se conocían de verdad después de casarse. "La meta era formar una familia. Nuestra mentalidad era esa y nos fue muy bien. Que después de 60 años nos llevemos bien... Eso sí, antes la mujer dependía totalmente del marido. Él iba a trabajar y ella se encargaba de los hijos. Se trabajaba mucho y el padre apenas veía a los hijos. Hoy en día, la ilusión de los jóvenes es viajar", comenta. "Algunos tienen perros en vez de hijos", añade su cuñado.

El sueño de ellos cuatro, en cambio, fue tener hijos y nietos. Ascensio comenta que el único sueño que le queda es morir bien. "Con 89 años no vas a pedir más...". Su esposa añade que no tiene miedo a la muerte, sino al dolor. "Morir sufriendo tiene que ser muy triste, pero para la muerte, estoy preparada".

Esperemos que ese día tarde en llegar. Mientras tanto, se dedican a vivir lo mejor posible y a ayudar al prójimo. Los cuatro son voluntarios de Nagusilan. "Ayudar a los demás te llena muchísimo. Cuanto más das, más recibes", concluye María Elvira.