Vivimos en una sociedad en la que el alcohol forma parte del día a día. Quizá por eso, esta droga ha causado y causa más estragos que ninguna otra. En Alcohólicos Anónimos (AA) de Zumarraga y Urretxu llevan 53 años luchando contra el alcoholismo y han organizado una conferencia para este viernes.

El acto tendrá lugar en la casa de cultura Zelai Arizti de Zumarraga, a las 18.30 horas. Participarán un profesional de la medicina, dos miembros de AA y un miembro de Al-Anon (familiares de alcohólicos).

Irimo-Beloki es el tercer grupo de AA más antiguo de Gipuzkoa. Esta organización promueve las terapias de grupo para que los afectados renuncien al consumo de alcohol y aprendan a vivir con su enfermedad. Al principio, los miembros de Urretxu y Zumarraga se reunían en un local de la calle Legazpi de Zumarraga.

En la actualidad se reúnen en el local de la calle Iparragirre de Zumarraga que antiguamente acogía el ambulatorio. Las reuniones son los lunes y los jueves, de 19.00 a 21.00 horas. De todos modos, las personas que deseen hacer terapia con mayor frecuencia, pueden acudir a las reuniones de otros pueblos. Las puertas de AA están abiertas a todos los alcohólicos, sea cual sea su procedencia.

Los miembros de Irimo-Beloki explican que también trabajan con los Servicios Sociales, las farmacias, los centros de salud, los colegios, la Ertzain-tza y el centro de menores; para que las personas que tengan un problema con el alcohol se pongan en contacto con ellos. Sus números de teléfono son el 629 14 18 74 y el 943 24 87 47. "El 50% del trabajo es nuestro y el otro 50% de la persona que quiere dejar de beber. Lo más difícil es aceptar que tu vida se ha vuelto ingobernable y que eres impotente ante el alcohol".

Los miembros de AA ofrecen herramientas a otros enfermos alcohólicos para que dejen de beber. "Contamos cuál es nuestra experiencia como bebedores y cómo vivimos ahora. Cuando un enfermo entra por esta puerta, tenemos que convencerlo de que sin beber se está muy bien. Si se da cuenta de que tiene el mismo problema que nosotros, ha dado el primer paso para superarlo. La primera reunión es en privado y las siguientes en grupo. Si vemos que necesita ayuda especial, se le invita a ir al médico. Muchos vienen con un estrés tremendo".

Quieren dejar claro que un alcohólico nunca deja de serlo. No existe la figura del exalcohólico. "Esta es una enfermedad que se detiene, pero si salimos de aquí y vamos al bar, se vuelve a poner en marcha. Siempre seremos enfermos alcohólicos".

En las reuniones, cada uno cuenta su experiencia: qué les ha pasado, qué han hecho para solucionarlo, cómo llevan su alcoholismo en sobriedad, cómo lo llevaban cuando eran bebedores... "Todos hemos pasado por el mismo agujero y trabajamos con libros de ayuda. Hemos vivido experiencias muy similares y por eso ayuda tanto hablar con otras personas. Dejar el alcohol por uno mismo es muy difícil. Venir a AA ayuda a identificar el problema, no sentirse un bicho raro, sentirse parte de un grupo y hacerse fuerte. Si tienes un momento de debilidad, enseguida te acuerdas de los amigos del grupo y no quieres fallarles. Muchos no dejamos de venir a las reuniones para ayudar a otros, pero también para no olvidarnos de que el peligro sigue ahí y para hacer frente a nuestros altibajos emocionales. Un solo trago nos puede llevar a tirarlo todo por la borda".

Los jóvenes No están en contra del alcohol, pero sí de que la gente beba más de lo que su cuerpo puede aguantar. "Vemos mal que en los bares sirvan alcohol a alguien que está borracho. En las charlas, los chavales nos preguntan cuándo sabe uno que es alcohólico. Nosotros les decimos que si tienen necesidad de beber cuando salen con los amigos, tienen un problema. Si bebiendo se encuentran más a gusto que sin beber, ya están dando un paso hacia el alcoholismo. Si los fines de semana vuelven a casa colocados, otro tanto. Hoy en día se juntan 30-40 y el que más se emborracha es el jefe. Eso es muy negativo. Y cada vez hay más chicas con problemas. En la actualidad tenemos a varios jóvenes en nuestro grupo. En las sesiones de terapia nos reunimos 14-15 personas. En estos 53 años han pasado varios cientos de personas por aquí. Hubo épocas en las que en las reuniones nos juntábamos más de 30 personas. La sociedad es más consciente del problema que antes".