En dos edificios históricos de Urretxu hay dos inscripciones inquietantes: En la casa del que jura no faltará desventura (leyenda tallada en el palacio Ipeñarrieta-Corral, actual Ayuntamiento) y La maldición de la madre abrasará y destruirá de raíz hijos y casa (en la casa Areizaga). ¿Quién talló en la piedra estas inquietantes leyendas?

Evidentemente, detrás de estas inscripciones estaba la Iglesia. Estas dos leyendas están sacadas del antiguo testamento y se pueden encontrar en otros lugares. Por ejemplo, en el ayuntamiento de la bella localidad zaragozana de Sos del Rey Católico.

En el blog villadesosdelreycatolico.blogspot.com hay un texto relativo a estas dos inscripciones. El autor reseña que estas enseñanzas bíblicas no están copiadas textualmente de la biblia, sino traducidas a lengua romance y formuladas con apariencia de refrán. El motivo es que la prosa rimada es más fácil de memorizar.

Las inscripciones de Urretxu y Sos del Rey Católico se pueden leer también en Ledesma de la Cogolla (La Rioja), Salas de los Infantes (Burgos), Azofra (La Rioja), Aibar (Navarra) y en los ayuntamientos de Bergara y Elorrio.

Según el autor del artículo, esta "moda" ornamental está relacionada con la respuesta evangelizadora que se quiso dar a los problemas teológicos que surgen a partir del Renacimiento.

En el blog enlacasadelquejura.blogspot.com tienen localizadas 39 inscripciones de este tipo en localidades de Araba, Aragón, Bizkaia, Burgos, Gipuzkoa, La Rioja y Nafarroa: Abanto, Aibar, Aoiz, Bergara, Bernedo, Biel, Calahorra, Elorrio, Hacinas, Maestu, Morata de Jiloca, Orokieta, Puente la Reina, Salas de los Infantes, Segura, Sos del Rey Católico, Trebiñu, Urretxu y Viana.

Las de Urretxu, tal y como se ha indicado, se encuentran en los palacios Ipeñarrieta-Corral y Areizaga. La primera la mandó construir Cristóbal Ipeñarrieta Galdos, Contador Mayor de su Majestad, y fue finalizada por sus hijos Pedro y Bernardo. Los hijos de Diego Corral y Antonia Ipeñarrieta, sobrinos de Pedro, se criaron en esta casa. De ahí que se la conozca también como palacio Corral. La planta noble alberga réplicas de los retratos que Velázquez pintó al matrimonio Corral-Ipeñarrieta.

La casa se construyó con piedra rosada, algo poco habitual en esta zona. En la primera planta destacan los escudos de la familia Ipeñarrieta-Galdos, dueña del mayorazgo del mismo nombre. En 1890 el Ayuntamiento compró el palacio al barón de Areizaga para transformarla en casa consistorial.

En cuanto a la casa Areizaga (también conocida como Baroikua) fue construida a mediados del siglo XVII por el primer barón de Areizaga (Felipe) y su hermano (Bernardo). Se trata de una construcción de planta cuadrada y en su día constaba de una planta baja y dos plantas altas.

El palacio fue la mansión oficial de la familia Areizaga hasta la Guerra de la Independencia (1808-1813). Durante la contienda fue requisado por el ejército francés, que lo utilizó como cuartel general de tropas y hospital de guerra. Los militares lo dejaron en un estado deplorable.

Posteriormente, a mediados del siglo XX, se utilizó como colegio e incluso acogió a una sociedad gastronómica. Estaba en estado ruinoso, cuando fue adquirido por el constructor Rufino Berjerandi. Este lo convirtió en un edificio de viviendas. Para ello, le añadió más superficie y altura. La reedificación tuvo lugar durante los primeros años de la década de los 60.

Del edificio original solo quedan la fachada, el impresionante alero, los escudos de la familia Areizaga... y la inscripción. Afortunadamente, no parece que a los vecinos les intimide mucho. Si los impulsores de la misma vieran que la planta baja de la casa acoge un bar en el que las madres potean con total libertad...