URRETXU - Fue concejala en el Ayuntamiento de Urretxu, con el PNV.

-Mi marido se afilió poco antes de morir Franco y yo poco después. En 1987, en la época de la escisión, entré en el Ayuntamiento. Hasta entonces siempre había ido atrás en las listas y en aquellas elecciones tuve que ir de candidata a alcaldesa. EA consiguió siete concejales, mayoría absoluta, y era la única edil de PNV. Fue como entrar en la boca del lobo. Fue una época muy dura: en una reunión en el batzoki solo 17 personas firmamos que seguíamos en el partido, hubo gente que me retiró el saludo, no sabíamos quiénes seguían siendo del PNV...

¿Como fueron los ocho años que pasó en el Ayuntamiento?

-Me llevé bien con todos. En la primera legislatura se hicieron las Normas Subsidiarias. Se iba a tirar el viejo frontón Ederrena y fueron momentos muy duros. A los de PSE les ofrecieron Sanidad y Medio Ambiente, pero no quisieron cogerlo. Lo cogí yo. Mi caballo de batalla fue la fundición de Kaminpe: medimos las emisiones, conseguimos que pusieran extractores, presionamos para que levantaran un muro antirruido... Por otro lado, junto a la casa Ormazabal había un liquidámbar enorme y lo talaron para hacer la entrada al garaje de la casa de al lado. Recuerdo que montamos manifestaciones y todo.

En la actualidad, dos de sus hijos son concejales y es el PNV quien tiene la mayoría absoluta.

-Me enorgullece que sean concejales, por supuesto. Cuando PNV ganó las elecciones de 2015 me llevé una alegría terrible. Ahora tiene la mayoría absoluta. Después de lo que me tocó pasar a mí, no me lo podía creer. De todos modos, tengo que decir que no me gustan las mayorías absolutas. Se corre el peligro de actuar como una apisonadora.

En cuanto a su aportación a la vida cultural, fue txistulari y es integrante de la coral Goiargi.

-Fui txistulari durante muchos años y formo parte de la coral desde el principio. También formé parte del coro de la parroquia de Urretxu. Se disolvió el día de Ramos y me dio mucha pena.

¿Qué le ha dado la coral Goiargi?

-He pasado media vida en la coral. En 1994 me diagnosticaron una leucemia y les dije a los médicos que me dejaran tan bien como a Carreras: quería salir en condiciones, para volver a cantar en Goiargi. En la coral siempre hemos tenido muy buen ambiente. Hemos vivido muchas alegrías y también alguna tristeza, como el reciente fallecimiento de Javier Alzelai.

Tal y como ha dicho, hizo frente a la leucemia con gran entereza.

-Me la diagnosticaron en febrero de 1994. El día de San Juan, después de cuatro meses y 17 días, me puse la peluca como en carnavales, me pinté los ojos sin tener pestañas y fui a la comida de Santa Bárbara. Fue mi primera aparición pública. Cuando bajamos de Santa Bárbara fuimos al funeral de Rafael, el alguacil. Cuando comenzamos a cantar el Eskerrik asko Jauna casi me derrumbo, pues era la que tenía más motivos para dar las gracias. En julio me iban a hacer un autotransplante, pero hubo un problema y le vi las barbas a San Pedro. En septiembre me hicieron el transplante. El donante fue mi hermano Valentín. Gracias a él estoy aquí. Pensaba que nunca más volvería a subir a la cruz de Irimo y al poco de salir del hospital, despacito-despacito, conseguí subir. No me lo podía creer.