La sección de baloncesto de la sociedad deportiva Goierri puso el viernes un broche de oro a la celebración de su 50º aniversario, con la visita de la exjugadora de raíces urretxuarras Amaya Valdemoro. Esta madrileña de madre urretxuarra es una de las mejores baloncestistas que ha dado Europa y el viernes demostró que fuera de las canchas es también una fuera de serie.

El Goierri aprovechó la visita de Valdemoro para reivindicar el baloncesto femenino y animar a las chicas a practicar este deporte. Valdemoro inició su visita en el polideportivo Aldiri, donde asistió a los entrenamientos de los equipos femeninos. Habló con todas las jugadoras y se fotografió con todos los equipos. Posteriormente, se sacaron una foto de grupo.

Del polideportivo fueron al salón Labeaga. Allí, Valdemoro respondió a las preguntas que le hicieron el periodista Joti Díaz y los espectadores. Valdemoro se mostró encantada de estar en Urretxu. "Estoy feliz de estar en la tierra de mi madre. La he paseado con honra y orgullo por todo el mundo". En el público estaban su padre, Álvaro, sus tíos Mila, Nere y Carlos, sus primos y los hijos de estos.

Díaz enumeró los logros de la jugadora madrileña. La lista es interminable: tres anillos de la WNBA, una Euroliga, ocho ligas de España, tres ligas rusas...

Con la selección española participó en dos Juegos Olímpicos (Atenas 2004 y Pekín 2008), cuatro mundiales y ocho Eurobasket. Ganó la medalla de bronce en el mundial de 2010 y una medalla de oro, otra de plata y tres de bronce en los Eurobasket.

Fue la deportista española más veces internacional absoluta de la historia, con 258 partidos internacionales, hasta que Laia Palau superó su récord en 2017.

Comentó, con modestia, que había tenido suerte. "He tenido la suerte de acertar en la toma de decisiones. Siempre he ido a equipos donde he tenido grandes compañeras y, gracias a ello, en mis 21 años de profesional siempre he ganado algún título".

La suerte es importante, pero la clase, el carácter y el trabajo son imprescindibles. Y Valdemoro tiene un don para el baloncesto. Recordó que el sueño de su infancia era ganar la carrera de los 1.500 metros en los Juegos Olímpicos. Así, de los 8 a los 13 años practicó el atletismo. Con 13 años fue a ver cómo jugaba a baloncesto su hermana y se enamoró de este deporte. A los pocos meses le convocaron con la selección y a los 15 años ya estaba en Primera División.

Eso sí, como ella dijo, el talento solo vale para llegar a la elite. Para mantenerse hay que trabajar muy duro. Y Valdemoro lo hizo. "Me he dejado el alma, la piel, todo. En esta vida hay que hacerlo todo al 100% y yo lo he hecho. Hay que entrenar mucho, ser disciplinada, cuidarse, hacer caso a los entrenadores...".

Para llegar a lo más alto hace falta también inteligencia y humildad. Valdemoro quería jugar con las mejores para aprender de ellas y se fue a la WNBA. Pasó de jugarlo todo en Europa a chupar bastante banquillo. "Me fichó el mejor equipo y aprendí mucho. Es lo que hay que hacer para ser la mejor".

En 2011 se rompió las dos muñecas. Los médicos le dijeron que no sabían si volvería a jugar. Auguraron un periodo de recuperación de ocho meses. Se recuperó en cuatro meses y se retiró a lo grande: ganando la medalla de oro en el Eurobasket de 2013. En la actualidad trabaja de comentarista en Movistar +. "Tengo mucha labia, como mi tía Mila", bromeó.

Al final del acto, homenajearon a las chicas del primer equipo femenino que tuvo el Goierri y regalaron a Valdemoro dos camisetas del Goierri con sus dos primeros apellidos a la espalda: Valdemoro y Madariaga. También le regalaron una txapela. La exbaloncestista tuvo tiempo de abroncar a las jugadoras del Goierri porque no le habían hecho ninguna pregunta y sacarse selfis con ellas.

En la WNBA chupó más banquillo de lo que quisiera, pero después del derroche de simpatía del viernes, los urretxuarras no la cambian ni por Michael Jordan.