Gipuzkoa puede presumir de ser un territorio con gran actividad cultural y ello se debe, en gran medida, a la labor que se hace en los pueblos. Los talleres de lectura, las escuelas de música, los talleres de bellas artes, las agrupaciones musicales, los colegios, las casas de cultura... son la cantera cultural de Gipuzkoa. Dos de los productos de esta cantera son los legazpiarras Julián Armendariz y Ane Odriozola. El Ayuntamiento les entregó el viernes los premios Kultura Sariak 2019.

Armendariz es miembro de la rondalla Alaitasuna desde su fundación. Esta agrupación musical la fundó su padre en 1964. Desde hace 47 años Armendariz hijo reside en Azpeitia, pero no se pierde un ensayo. Es el alma mater de la rondalla.

El músico legazpiarra se mostró muy agradecido y compartió el reconocimiento con su familia y el resto de los integrantes de la rondalla. "Debo compartir este reconocimiento, en primer lugar, con la familia. Compaginar afición y deberes requiere comprensión y consentimiento. Una parte importante de este reconocimiento es también de la agrupación, empezando por todos los que iniciamos esta andadura hace 55 años y siguiendo por los que han hecho posible llegar hasta hoy. Son más de 130 las personas que han pasado por la rondalla".

No se olvidó de los seguidores. "No es posible seguir el camino si no hay un soporte en la retaguardia y nuestra agrupación tiene fieles seguidores, que nos han apoyado y nos han dado calor. Eso es de agradecer".

Por último, tuvo unas palabras para el Ayuntamiento. "Quiero agradecer y hacer partícipes también a las personas que han pasado por el Ayuntamiento. Con su apoyo y su comprensión hacen que esta agrupación siga viva".

La Dolores Redondo local Odriozola, por su parte, se estrenó el año pasado como escritora con su novela El secreto de Gibola. Esta historia de misterio está ambientada en Legazpi, pero el libro ha tenido un gran éxito incluso más allá del pueblo. De hecho, ha ganado el premio a la mejor novela de misterio de la editorial Círculo Rojo.

La Dolores Redondo de Legazpi también estaba encantada. "Tal y como he manifestado en muchas ocasiones, no escribí El secreto de Gibola con la intención de publicarla. Escribí la historia para mi madre, era una cosa entre las dos. Pero una vez de empezar a hacer algo, quise hacerlo bien. Dediqué bastante tiempo a la labor de documentación. Cuando finalicé, una cosa me llevó a otra y acabé publicando la novela. No podía imaginar lo que iba a venir después".

Se mostró muy agradecida a los lectores. "La respuesta de la gente ha sido impresionante. Son muchos los que me han dicho que han disfrutado, reído, llorado... Lo que más me han repetido es que han aprendido mucho. Escuchar eso me alegra muchísimo".

Además, ha recibido dos premios: en febrero recibió el de su editorial y ayer el de los legazpiarras. "El otro es muy difícil de conseguir, pero este es especial porque lo recibo en casa. Quiero dar las gracias al Ayuntamiento por promover estos premios y a las asociaciones culturales por haber decidido otorgarme el premio".

Añadió que estos reconocimientos le animan a seguir escribiendo. De hecho, adelantó que está finalizando la continuación de El secreto de Gibola. "Me gustaría publicarlo este mismo año. Además, como las trilogías están tan de moda, seguramente habrá una tercera parte. Una vez le comenté a una persona que estaba escribiendo una novela ambientada en Legazpi y me preguntó extrañada a ver si Legazpi daba para una novela. Para una y para todas las que quieras, le respondí. Por lo tanto, si todo va bien, Legazpi también tendrá su trilogía".