l concierto de Santa Cecilia siempre es especial para la Banda de música de Azkoitia, pero el celebrado el pasado domingo en el teatro Baztartxo lo fue todavía más para uno de sus integrantes, Juan Mari Arruabarrena, que recibió el reconocimiento de la propia Banda y del Consistorio local por su medio siglo de trayectoria como saxofonista de la agrupación.

"Sabía que me tocaba porque en la Banda de Azkoitia es habitual hacer un reconocimiento a los músicos que cumplen 50 años en el grupo, pero con esto de la pandemia no sabía cuándo iba a ser y la verdad es que me pilló por sorpresa", explica un agradecido Juan Mari que, reconoce, el domingo vivió "un día muy bonito". Y eso "a pesar de que me tendieron una pequeña trampa".

Según cuenta este músico, que se incorporó a la disciplina de la Banda cuando apenas tenía 13 años de edad, "no sabía nada del homenaje y al ver que acudía toda mi familia al concierto pensé que se debía a que uno de mis sobrinos había realizado los arreglos de unas piezas de Mikel Laboa. En casa no me habían dicho nada del homenaje, así que fue una bonita sorpresa".

Durante el reconocimiento Arruabarrena recibió la insignia de oro de la Banda y un cuadro de la artista azkoitiarra Udane Juaristi que el alcalde, Javier Zubizarreta, le entregó en nombre de todo el pueblo.

Además, el primer edil dedicó unas bonitas palabras de agradecimiento al homenajeado "porque para dedicar tanto tiempo a una actividad como esta hacen falta afición, amor y personalidad y tú cumples con esos tres requisitos".

Juan Mari Arruabarrena ingresó siendo un niño en la Banda de música de su localidad; una agrupación de la que también han formado parte un hermano y su padre. Desde su incorporación al grupo, Arruabarrena siempre ha tocado el saxofón: "Era el instrumento que hacía falta cuando me incorporé y el que me asignaron", señala.

Juan Mari debutó con la Banda "durante una procesión de Semana Santa, tocando la Marcha fúnebre de Chopin"; una pieza a la que acabó cogiendo manía "porque no te puedes ni hacer una idea de las veces que tuve que ensayar para prepararla".

Y es que, añade, "hoy en día los chavales que se incorporan a la Banda vienen bien preparados después de haber pasado varios años en la Escuela de Música y de haber tenido la posibilidad de practicar con diferentes instrumentos pero antes era diferente; la única opción de tocar era con la Banda y el instrumento se asignaba en función de las necesidades que había en el grupo".

En cualquier caso, a día de hoy Arruabarrena sigue disfrutando de su afición por la música y no tiene intención de dejar la formación: "Me gusta tocar el saxofón y en la Banda hay muy buen ambiente, por lo que, de momento, mi idea es seguir", señala este azkoitiarra, que también destaca "la capacidad de evolucionar que ha tenido la Banda para ir amoldándose a los cambios que ha experimentado la propia sociedad con el paso de los años".

En este sentido, Juan Mari subraya "la paulatina desconexión que ha tenido la Banda en relación con la Iglesia y la modernización de sus actuaciones con la renovación del repertorio para llegar a todos los públicos".

En su opinión, la Banda Municipal de Música "da mucho juego al pueblo de Azkoitia porque está presente en numerosos actos, serios y no tan serios"; mientras que el propio pueblo le da a la Banda el apoyo que necesita para continuar: "Aunque a la gente le cuesta acudir a las actuaciones que tienen lugar en Baztartxo y en lugares alejados del centro de Azkoitia, la Banda cuenta con un público muy fiel al que estamos muy agradecidos. A los músicos nos da mucha alegría ver que la gente viene a vernos", sentencia.