as calles del centro de Errenteria gozaban ayer de un frenético ambiente entre la gente que paseaba con personas de edad avanzada hasta las 12.00 horas y con niños pasada esa hora y aquellos que realizaban compras de productos de primera necesidad.

Fueron bastantes los comercios que se animaron a abrir ayer por primera vez después de casi dos meses de cierre forzado. Incluso en algunas peluquerías y barberías se formaron pequeñas colas, mientras un cliente esperaba a que terminaran con la persona que estaba dentro del establecimiento.

En la calle Xenpelar una mujer explicaba a una amiga lo difícil que le había resultado conseguir hora con el podólogo, ya que hasta la próxima semana no tenía cita.

Algunas tiendas de electrodomésticos también comenzaron a atender pedidos, mientras que los restaurantes y otros establecimientos hosteleros colgaban carteles de que se servía comida para llevar.

Ayer también se pudieron realizar las primeras renovaciones de vestuario, tanto de los niños a los que se les ha quedado pequeña la ropa, como de los mayores que querían hacer frente al repentino verano.

Una de las tiendas de ropa y calzado que decidió abrir su establecimiento fue Amélie, ubicada en la Plaza de los Fueros. La propietaria, Maider Arrondo, explicó que las clientas habían empezado a concertar sus citas previas esta semana y que estaba notando que la gente tenía ganas de comprar. No obstante, también señaló que había otra parte de su clientela que no se había enterado de que desde ayer ya se podía acercar a su tienda. "Hay bastante desconcierto", admitió.

Las medidas de higiene y seguridad que ha fijado en su tienda son muy estrictas: "Es obligatorio entrar con mascarilla, aunque dispongo de algunas desechables para aquellos que no tengan. También tengo guantes y gel desinfectante". "Después de cada uso desinfecto la ropa con la plancha de vapor, que se ha demostrado que es el método más eficaz y menos perjudicial para el medio ambiente", aseguró.

A pesar de estar contenta con la respuesta que está teniendo por parte de su clientela, la propietaria de Amélie duda de que pueda vender este verano todo el género que ha adquirido y no cree que sea posible seguir la propuesta de algunos comerciantes de no hacer rebajas esta temporada: "Cuando Zara y las grandes tiendas empiecen los descuentos les tendremos que seguir".

Ahora espera que puedan abrir las fronteras para poder ir a París a comprar el género. "Los países nórdicos me lo mandan, pero a mí siempre me gusta ir al proveedor y poder tocar la prenda y los tejidos", sentenció Arrondo.

En la tienda de ropa Amélie desinfectan cada prenda con una plancha de vapor y es obligatorio el uso de la mascarilla y de los guantes