Los donostiarras generaron a lo largo del pasado año más basura y reciclaron menos que en 2020, según los datos del Informe Anual de Sostenibilidad y Clima, confeccionado por la fundación Cristina Enea.

El trabajo, que recopila un gran serie de factores medioambientales, ofrece cada año la comparación de los datos para evaluar cómo avanza la ciudad respecto a sus objetivos.

El trabajo presentado este miércoles concreta que en la capital guipuzcoana se generaron el pasado año 85.000 toneladas de residuos, un 2,7% más que el año anterior, con 455 kilos por habitante, una cifra que es inferior en 6.500 toneladas a la de 2019, pero que supone 13 kilos más por habitante que en 2020.

Desde 2016, el índice de generación de basura ha ido repuntando en Donostia, dice el trabajo, hasta llegar a 488 kilos por persona en 2019 y bajar a 442 en 2020.

El aumento de basura se notó especialmente el pasado año en los polígonos de actividades económicas, con un aumento del 7,7%. También aumentaron un 34% los residuos de obra y demolición, con 1.256 toneladas. La limpieza de las playas, por su parte, duplicó su volumen con 1.854 toneladas y alcanzó las cifras de antes de la pandemia. También se incrementó un 37,5% la cantidad de residuos procedentes de la limpieza viaria, con 2.179 toneladas recogidas.

Además, la tasa de recogida selectiva de basura se redujo el pasado año. El porcentaje de los residuos recogidos selectivamente respecto al total fue de 41,77%, lo que implica que el 58,35% restante se derivó a la planta de tratamiento o vertederos.

Este índice, que todos los planes municipales medioamientales aspiran a elevar, alcanzó su tope en 2020 con un 42,81%. En los polígonos industriales, el reciclaje fue superior, de un 61%, pero también bajó, en concreto ocho puntos.

De media, cada donostiarra recicló el pasado año 190 kilos de residuos, un kilo más que el año anterior, pero menos de modo proporcional ya que aumentó más la generación de basura.

El depósito de materia orgánica en los contenedores específicos fue uno de los aspectos que mejoraron los donostiarras, ya que llevaron un 3% más de esta materia que en 2020. Se recogieron 5.122 toneladas gracias a la colaboración de 30.691 familias y 1.917 establecimientos de toda clase.

El número de familias adheridas a la iniciativa, y con txartela para poder abrir los contenedores orgánicos, fue de 30.691 el pasado año, lo que supone un crecimiento del 39% respecto al ejercicio anterior, el mayor aumento registrado desde el año 2011, cuando número de hogares participantes fue de 3.609.

Además de la materia orgánica, aumentó el reciclaje de restos de jardinería, el aceite, los materiales peligroso del hogar y las pilas. Las demás fracciones disminuyeron: un 2% el papel y cartón y un 3% los envases ligeros.

El consumo de agua también subió el pasado año y llegó a 207 litros por persona y día, una cifra que se sitúa en niveles anteriores a 2019, tras el aumento de 2020 debido a la pandemia y sus especiales medidas de higiene. En el caso del consumo doméstico, cada donostiarra gastó 138 litros al día, un 4% menos que en 2020 pero un 3% más que antes de la pandemia.

El consumo eléctrico también aumentó el pasado año un 1%, tras el descenso de casi un 6% en 2020, y el consumo de gas, por su parte, también creció, un 8,5%.

El informe medioambiental elaborado por la fundación Cristina Enea con los distintos datos disponibles en distintos estudios también presentan datos positivos, especialmente en aspectos de calidad ambiental.

Por ejemplo, la calidad del agua que abastece a la ciudad sigue siendo óptima, según el estudio, con un 99,7% de las analíticas satisfactorias. El agua del río Urumea, por su parte, "mejora sus objetivos medioambientales", dice el trabajo, aunque persisten peores datos entre los puentes de María Cristina y Loiola.

La calidad del aire también es "muy buena" o "buena" por regla general. Los días así calificados han sido el 95% en las estaciones medidoras de la avenida de Tolosa y Easo; el 90% en Ategorrieta y un 88% en Puio.

Otra de las cifras positivas del informe es el aumento en la generación de energía de fuentes renovables, que subió un 13,5% respecto a 2020, gracias principalmente al incremento de la capacidad de la caldera de biomasa de Txomin Enea, que da calefacción y agua caliente a 1.500 viviendas.

BICICLETAS

El trabajo también destaca el incremento en el uso de la bicicleta, que se elevó un 14% respecto a 2020, con 28.274 desplazamientos al día, un índice que mejora el 30% respecto a 2019, a pesar de que se ha incrementado también la motorización, con 417 turismos y 148 motos por cada 1.000 habitantes.

La contaminación sonora, que afecta a la población expuesta a niveles de ruido superiores recomendados por la OMS, se situó el pasado año en el 11%, mientras en 2011 estaba en el 30%. El informe achaca la mejora de los últimos tiempos a las actuaciones desarrolladas para reducir el tráfico y su velocidad en los espacios públicos.

(Hernández, Garmendia y Sarobe en la presentación del informe medioambiental, este miércoles)

El informe medioambiental fue presentado este miércoles por la concejala de Medio Ambiente, Marisol Garmendia, así como por el director de la fundación Cristina Enea, Txema Hernández, y la técnica Leire Sarobe. Garmendia manifestó que "los principales ítems de calidad presentan datos positivos que pese a todo, no deben relajarnos, especialmente en la consecución de los objetivos medioambientales que nos ayuden a afrontar las consecuencias del cambio climático". "No es un reto municipal, sino de ciudad, un recto colectivo al que hacemos frente día a día", añadió la corporativa.