Hace un año os conté mi caso, el de una motera que, haciendo las labores de motoenlace en una carrera de prestigio, como es el Memorial Valenciaga de Eibar, en la edición 47ª, la de 2018, fue atropellada por un pelotón ciclista cuando señalizaba una isleta. El 8 de abril de 2018 hizo cuatro años de mucho dolor, sufrimiento y cayendo en una ?grave depresión por las injusticias que a día de hoy sigo padeciendo. Graves secuelas que me impiden ejercer mi trabajo como chófer de vehículos para una empresa de renting de vehículos y fuertes dolores por unas lesiones que pasó por alto la mutua del accidente. Si pretenden que con un brazo pueda llevar una moto que pesa casi 200 kilos o que pueda conducir un coche, sería un acto por mi parte muy negligente. Agradezco muchísimo el esfuerzo de Osakidetza (en especial el Hospital de Basurto y el ambulatorio de Deusto) en no dejarme tirada y ayudarme a nivel psicológico, a nivel de paliar el dolor y a dar una solución al hombro dañado, ya que el tema cervical se ha quedado como secuela y para ello estoy en tratamiento en la Unidad del dolor. A los tribunales médicos solo les pido tiempo para curarme y poder ejercer mi profesión ya que actualmente estoy incapacitada para ello.