La puesta en funcionamiento del ascensor público de Loiola ha supuesto este miércoles punto final a la reforma de la travesía del barrio, una obra que empezó en julio de 2020 y que ha costado cerca de seis millones de euros.

El elevador conecta la travesía de Loiola, que tiene ahora un carril de circulación menos, y el Alto de los Robles. Esta calle, así como Magdalena Jauregiberri, Hariztigaina y Zuzenene, han mejorado su urbanización en el trascurso de los trabajos.

También se han transformado los 510 metros de la vía con más tráfico del barrio, la travesía de Loiola, que ahora tiene tres carriles en lugar de cuatro. La carretera ha pasado de tener 20 metros de ancho a 9,25 metros, lo que ha permitido ganar zonas peatonales.

Así, la zona dispone ahora de 3.000 metros cuadrados más de espacios para uso y disfrute del vecindario, además de 2.500 metros cuadrados de zonas verdes.

En los espacios verdes se han plantado 110 árboles: 50 ginkos, 40 secuoyas, 15 cerezos y cinco arces, además de distintos arbustos y plantas vivaces, algunas de ellas con colaboración con el vecindario.

El diseño de la travesía de Loiola fue consensuado con el vecindario, según recordaron las concejalas de Proyectos Urbanos, Duñike Agirrezabalaga, y Marisol Garmendia, responsable de Ecología, que asistieron a la puesta en marcha del nuevo elevador.

“Esta obra ha dado la vuelta a un barrio donostiarra como el de Loiola que hoy puede disfrutar de un nivel de calidad sus espacios públicos de primer orden”, dijo Garmendia, que añadió que “han sido largos meses de obras pero el resultado ha merecido la pena”.

La concejala socialista añadió: “Venimos realizando importantes actuaciones en la vega del Urumea, como las mejoras en el parque fluvial, el nuevo Txomin, las actuaciones en la zona de Martutene para evitar las inundaciones y ahora esta operación de una parte importante de Loiola para mejorar la calidad de vida de sus vecinos y vecinas”.

Por su parte, la responsable de Proyectos Urbanos recordó que la puesta en marcha del ascensor ha sido posible tras tras cumplir con todos los requisitos y permisos necesarios.

La obra, que también se ha aprovechado para renovar las distintas canalizaciones subterráneas que dan servicio al barrio, tuvo que esperar a que estuviese finalizada la obra de la nueva estación del Topo y, después, sufrió distintos retrasos en su inicio.

El Ayuntamiento reservó 150 plazas de estacionamiento bajo los tableros de la variante para compensar la desaparición de espacios para los coches durante la obra.