Tras una temporada cerrado, el bar Óscar de la plaza Zuberoa, o Usandizaga para los más clásicos, abrió sus puertas en la víspera de San Sebastián con otro nombre, Vintage. El local del barrio de Gros, bendecido por una terraza que en la época de pandemia ha sido aún más codiciada, ha pasado de las manos de Txomin Arroyo, que ha trabajado 50 años en la hostelería, a las de Asier Odriozola, más joven pero también con una larga trayectoria, compaginada durante tiempo con el trabajo en la organización de conciertos.

Odriozola recuerda que empezó a trabajar en Telepizza en 1999 y enseguida empezó a rodar. El Garagar del Boulevard, el Ondarra de Gros, el Malandrino, del mismo barrio, donde estuvo tres años, y otros como la Cava Baja de Madrid y otros establecimientos del Valle de Arán y Menorca han sido su puesto de trabajo. "Durante un tiempo compaginé la hostelería y los conciertos y estuve poniendo focos y haciendo otras tareas de organización con Get In. Por ejemplo, con Alex Ubago, El Sueño de Morfeo y otros", explica Odriozola.

Pero hace tres años se lió la manta a la cabeza, junto con su mujer, Elena Calvo, y tomó las riendas del bar Kepa, de la calle Miguel Imaz, y lo transformó en La Kaba, con un aire renovado, que ha atraído a la clientela de la zona.

Ahora, la jubilación de otro profesional a la vuelta de la esquina, le ha animado a hacerse cargo de un segundo bar, que ha puesto a punto con la ayuda del decorador Alfonso Moreno. El cambio de aspecto ha sido total aunque algunas cuestiones que parecen de nuevo diseño, son antiguas. Sin ir más lejos los azulejos de la pared, que aparecieron al hacer la reforma. "Si no hubiera estado el nuevo bar al lado del otro igual no lo hubiera cogido", confiesa.

El bar de la plaza Zuberoa es punto de cita de numerosos vecinos de la zona y desde familias con niños pequeños -que tienen el parque infantil al lado- hasta las personas de mayor edad lo tienen como referencia. Los turistas y visitantes se unen también con frecuencia al espacio, que no solo sirve bebidas sino también comidas, y que en los últimos 19 años ha estado regentado por Txomin Arroyo.

Este hostelero llegado de la población burgalesa de Covarrubias con 15 años a Donostia tiene un recorrido aún más largo en la hostelería donostiarra. "Vine de Covarrubias con 3.000 pesetas y una maleta roja", recuerda Arroyo, que allí había estado bailando en cenas medievales que se organizaban para sacar un dinerillo. Pero no era suficiente y aunque su padre, entonces ya mayor, quería venir a Gipuzkoa, donde tenía familia, fue Txomin el que viajó.

Empezó en 1973 en La Perla y luego trabajó con el fallecido Goyo González, en el Garbola, en un local de Zabaleta esquina con Las Dunas, que también se llamó Triángulo en otra época. Además, sirvió a la clientela durante siete años en otro local que hacía esquina, el Atari de Carlos I, en Amara, junto a su socio Jose García, compaginando con el Aitzgorri, de la calle Usandizaga. Luego su socio se quedó en el último bar hasta su fallecimiento, mientras Txomin se ocupaba del Óscar.

Txomin Arroyo quiso cambiar de nombre al bar Óscar, pero eran demasiadas tramitaciones. Sin embargo, el toldo estaba encargado y, de hecho, hasta hace pocas semanas se podía leer en él Rachel, en recuerdo de su ciudad natal, donde a sus habitantes se les conoce también racheles y rachelas.