- El comercio es parte del ADN de un barrio, una parte fundamental que le distingue, que le da vida. Arantxa Kortabarria, de la Asociación de Comerciantes de Amara, destaca la importancia de iniciativas aglutinadoras como el Día de Amara Berri.

“Jornadas como esta han sido una de nuestras inquietudes, por la fragmentación del barrio y la necesidad de cohesionarlo, de hacer más barrio. Porque, como asociación, para nosotros Amara es todo uno, aunque cueste hacer acciones en común”, apunta Kortabarria.

El trabajo de la Auzo Mahaia ha sido, a su entender, clave para tomar decisiones en esta línea. La suma de voluntades lo ha conseguido.

“Estoy profundamente satisfecha del resultado. Ni en nuestras mejores perspectivas esperábamos que saliera así”, destaca. Y a este éxito ha contribuido en gran manera el comercio, informando, colocando carteles, haciendo, en definitiva, de altavoz. “En el barrio hay ganas e ilusión por sentir que es de todos. Y es que hay mucha vida y mucha gente dispuesta a colaborar”, subraya.

Ser consciente “de que el barrio tiene mucho que ofrecer, que hay opciones para todos, que hay futuro, es fundamental para el comercio”, insiste. “El comercio tiene que estar al nivel de la gente que busca en Amara Berri servicio de calidad y proximidad”, insiste Kortabarria. “Tenemos que tomar nota. Hay mucha gente que vive en Amara y hay que lograr que compren en Amara. Es algo ilusionante”, señala.

Esa ilusión se traduce en colaboración, como la que los comerciantes han establecido con el Politécnico para exponer trabajos de fin de ciclo en los escaparates, con centros infantiles para que los más pequeños elaboren elementos decorativos cara a la Navidad, o con los estudiantes de ciclos de alimentación para facilitar prácticas en algunos establecimientos del ramo. En definitiva, lo que se impulsa es tomar parte activa en el tejido que sustenta y da vida al barrio, estableciendo incluso mecanismos para atender “al sector más vulnerable y con más necesidades” para, en caso de necesidad, darles respuesta y hacerles llegar alimentos o lo que requieran a sus domicilios.

“Queremos ser agentes en el vínculo social”, añade Kortabarria. “Si el comercio trabaja con el resto de los agentes, se hace un favor también al propio comercio de proximidad y se facilita que se tome la decisión de emprender en el barrio”.

Y es que los comerciantes reivindican que “las instituciones apuesten por el comercio local, porque un barrio tiene más vida con un comercio activo”. “Tendrían que apoyar que las tiendas que cierran por jubilación u otros motivos tengan continuidad”, sugiere.

“Hay que lograr que el barrio sea atractivo por sí mismo. Sería interesante impulsar la zona deportiva de Amara, invirtiendo en instalaciones como el Velódromo, para atraer a donostiarras y guipuzcoanos”, concluye Kortabarria, que tiene claro que “Amara es un barrio que ofrece mucho, pero hay que creer en él”.