"Somos diferentes. Calidad y punto". Así se expresa Gorka Larra, responsable de la tienda Calzados Larra de la calle San Marcial 31 de Donostia, que ha querido celebrar los 80 años de su comercio con una exposición de zapatos antiguos, piezas especiales que colecciona desde hace años y que considera tiene "la obligación de mostrar".

Hasta el próximo 13 de noviembre, los zapatos que se venden en la tienda comparten espacio con cerca de 600 piezas (únicas, no pares) que forman parte de la colección personal del comerciante, que ha ido atesorando durante años por su pasión por el calzado hecho arte. La creación de esculturas es otra faceta artística que cultiva Gorka Larra.

El dueño de Calzados Larra es hijo de la fundadora de la tienda, la andoaindarra María Basogain, que se casó con un menorquín de Ciudadela y se introdujo así en el mundo de la zapatería. Desde 1941 hasta 1996, el negocio estuvo en la calle Hernani y después se trasladó a San Marcial. Una vidriera artística, hecha en Irun, da la bienvenida al comercio, convertido estos días en museo temporal del zapato antiguo.

En horario comercial de 10.00 a 13.30 horas y de 16.00 a 20.00 horas, los interesados pueden disfrutar de la exposición, con piezas que asombran si se observan con algo de detenimiento. Obras de la prestigiosa casa Magrit, "la mejor fábrica de zapatos de Europa", así como creaciones hechas en Ciudadela y otros lugares en décadas pasadas pueden contemplarse de cerca.

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Zapatos antiguos en Calzados Larra

La mayor parte de las piezas expuestas son de piel y con suelas de cuero, con excepción de las que no tienen suela y están en sus hormas originales. Estos zapatos se creaban como modelos para posteriores ventas y para coleccionistas.

La pieza más antigua que se muestra en la tienda es de 1880 y procede de la localidad aragonesa de Barbastro. Perteneció a un religioso importante, Pedro Berroy, y lleva sus iniciales bordadas, al igual que las llaves del vaticano.

La exposición incluye también otros zapatos bicolor de antes de 1900 y un gran número desde la década de los sesenta. Las modernas plataformas actuales ya eran una realidad en épocas pasadas, como demuestran unas sandalias pop rojas que ayudaban a crecer en altura sin necesidad de tacones.

Pero los tacones son legión entre las obras a la vista en Calzados Larra, ya que tanto las sandalias como los demás tipos de calzado fino para mujer se elaboraban con el elevador para el talón. Y a lo largo de todas las décadas.

Botas de novia bordadas, botas doradas, sandalias de novia y con pedrería, botines de piel trenzada, botas de cowboy de dos colores (cosidas de modo ajedrezado) y muchos otros zapatos, con muchas horas de artesano metidas en ellos, se pueden contemplar en la tienda. También llamativos trabajos, como pliegues de piel cosidos a mano, hoy en día imposibles de ver.

Además de la exposición, Gorka Larra sigue con su particular comercio, único de toda Gipuzkoa y quizás en un ámbito mayor, una tienda que encargan diseños concretos a las fábricas, aunque solo cinco pares. "Trabajamos con la mejor fábrica de zapatos del Venetto, en Italia", explica Larra, que añade que el diseño del calzado es ideado entre él mismo y la fábrica.

El comerciante donostiarra admite tener fama de exigente con las fábricas, según dice, y ensalza la labor de quienes están encargados de meter cada par de zapatos en las cajas. "Son los más importantes porque son los que hacen de verdad el control de calidad, ya que devuelven las piezas si están mal", recalca.

No todos los zapatos a la venta en Calzados Larra son de tipo exclusivo, a cinco pares por tirada, pero todos son de la más alta calidad y con precios en consonancia. Es la especialidad de la tienda que, según confiesa su dueño, bajará la persiana cuando él se jubile. "Hay que renunciar a todo para tener un negocio así, hasta al matrimonio", asegura.