ubo un tiempo en el que las ciudades, los barrios, se vaciaban en agosto. Mucha gente volvía a sus pueblos de origen, otras se ausentaban de la rutina, quizá buscando el sol.

Hoy en día el éxodo vacacional se lleva a cabo de forma más escalonada, pero en los comercios de los barrios donostiarras agosto sigue siendo agosto, aunque se viva de forma diferente.

Arantxa Kortabarria, de la Asociación de Comerciantes de Amara, lo tiene claro. “El año pasado fue un tanto anómalo, porque tras el confinamiento los comercios querían estar abiertos, recuperar algo de lo perdido”.

Pero este año las aguas, en lo que a las costumbres estivales de los comercios se refiere, comienzan a volver a su cauce y son muchos los que han decidido cerrar, “sobre todo en estas fechas de Semana Grande, aunque no se celebre”. También es muy frecuente que, al menos, se cierre por la tarde, reduciendo la jornada laboral y pudiendo así tomarse unas horas libres.

Comerciantes de Egia consultados por este periódico se expresaban de forma similar. “El año pasado nos quedamos más en casa, la gente no viajó y se cocinaba más. Por eso vendimos bastante bien y pensamos que no compensaba cerrar más horas. Este año se ha notado que la gente se ha ido, que había ganas de moverse y no merece la pena abrir por la tarde. No anda nadie”. Explica Ángel Martínez, de la carnicería Endika.

“Este año muchos comercios han decidido cerrar unos días. Y es que algunos no cerraron el año pasado y llevaban mucho tiempo sin tomarse un descanso, más allá del cierre obligatorio durante el confinamiento”, apunta Kortabarria.

“En los barrios se nota que baja la actividad a la tarde. Por eso, algunos de los comercios que no se toman vacaciones han decidido cerrar por las tardes ”, añade la representante de los comercios de Amara que apunta que este año “se retoma un poco lo que era la tónica de antes de la pandemia”.

“Notamos que la gente se ha movido más este año, se ha ido de vacaciones y los barrios están vacíos”, abunda. “El comercio de barrio trabaja con la gente que vive en el mismo y cuando hay bajón de gente se aprovecha para descansar”, insiste.

Kortabarria lamenta que solo “haya quedado algo” de ese redescubrimiento del comercio de cercanía que se vivió en el confinamiento. “Se han podido ganar algunos clientes, que siempre es importante, pero la mayoría ha vuelto a sus costumbres de antes de ese encierro”.

Así las cosas, sigue preocupando la salud del comercio de barrio, que se cierren tiendas y que no haya relevo generacional ni gente que se anime a optar por impulsar una actividad comercial. “Cuando un comercio se cierra, cuesta que se vuelva abrir. No hay renovación y es algo generalizado en todo la ciudad, aunque sea más palpable en los barrios”, señala Kortabarria, que abunda en esta idea señalando que en algunos barrios donostiarras “faltan ya comercios de muchos tipos”.

De ahí que reivindique que se “den opciones al emprendimiento” en el comercio local que, añade, “también tiene que trabajar para tener presencia digital sea cual sea su tamaño o el producto que venda, aunque sea solo para que le encuentren y aunque no haga la venta directa por esta vía”.

Amara, Egia, Altza, Loiola... Muchos son los barrios en los que los establecimientos bajan la persiana algunos días de agosto o, al menos, descansan por las tardes.

No hace falta más que dar un paseo por estos barrios, más por la tarde, para comprobar que no existe prácticamente actividad en sus calles, situación que difiere, y mucho, de la que se observa en otras zonas.

Y es que hay barrios en Donostia en los que cada vez el peso del turismo el mayor. Claro ejemplo de ello son El Antiguo y Gros.

El presidente de la Asociación de Comerciantes de Gros, Angel Navarro de la sastrería Aldabaldetrecu, así lo subrayaba. “En Gros llevamos varios años en los que, incluso en Semana Grande, intentamos mantener el comercio abierto. Depende también del tipo de tienda”, añade.

Pero Gros es un barrio de moda que “se está convirtiendo en un enclave importante en materia de turismo en la ciudad”. “No es solo la playa, están también el Jazzaldia y el Festival de Cine con el Kursaal. Muchos turistas se acercan a Gros y eso incentiva a que tengamos las tiendas abiertas por las tardes. Siempre el turista puede picar algo”, abunda Navarro.

“Hay otros barrios en los que a la tarde no anda gente y en los que la población se desplaza más a otras zonas. En estos barrios quizá es más normal cerrar a las tardes”, apunta.

En Gros, añade, los comercios que cierran sus puertas algunos días en agosto son más aquellos que atienden a las personas de barrio, como pequeñas mercerías y similares; y que están atendidas por una o dos personas “que tienen que descansar”.

Establecimientos de otras dimensiones o con más empleados, “apuran más e intentan abrir también en verano”, al existir la posibilidad de establecer turnos.

“Gros no es un barrio que cierre en agosto, porque este es un mes en el hay mucha vida”, apostilla el presidente de la asociación de comerciantes.

Es más, en Gros, añade, “se ha potenciado el pequeño comercio, el de cercanía. Los turistas llegan sin saber muy bien qué tipo de comercio se van a encontrar y se sorprenden de la singularidad de los establecimientos del barrio, de ese comercio pequeño en el que se les atiende con mucho mimo. Es un atractivo más”, añade Navarro.

Inicialmente el turista se acerca a Gros “como ampliación de zona turística y respondiendo a la llamada de su atractivo gastronómico”. Es al llegar al barrio cuando se siente atraído por un comercio de dimensiones medidas y trato cercano. “La gente lo valora mucho y nos lo han dicho. Nos han señalado que les sorprende el comercio pequeño, su encanto”, insiste.

Pese a que este año las cosas parece que se enderezan,“en todos los barrios ha sido duro por las limitaciones. Hemos tenido que aprender a vivir con la pandemia, pero poco a poco parece que empezamos a ver la luz”. En adelante queda por ver cuál será la evolución aunque, apunta Navarro, hay hábitos que pueden haber llegado para quedarse en materia de higiene, aforos etc. “Costará que todo esto lo dejemos atrás”, concluye Navarro.

Otro barrio de moda es El Antiguo. Mikel García, presidente de la Asociación de Comerciantes de este barrio y titular del establecimiento Ortoberri, así lo constata.

“Creo que somos de los pocos establecimientos que cierra en Semana Grande. Los hábitos de compra han cambiado y se nota que en El Antiguo hay cada vez más turismo, porque hay cada vez más pisos turísticos”.

“Ya casi no hay un parón en agosto. Aunque la gente del barrio se vaya de vacaciones, cada vez se nota mas el peso del turismo. No es como antes”, añade García.

“Quizá la asignatura pendiente pasaría por abrir un poco más los sábados por la tarde”, puntualiza el representante de los comercios antiguotarras.

“Hasta en nuestro comercio, que es una ortopedia, esta semana se ha trabajado mucho y así nos lo han comunicado también comerciantes de distintos sectores”, incide.

Lo que ha cambiado es el tipo de cliente. “Ahora hay mucho turista que pasa por la calle Matia y si está abierto consumen”, señala. “Para algunos comercios del barrio agosto es un mes hasta bueno”, a diferencia de lo que ocurría hace unos años.

“El comercio de consumo repunta en agosto. Este año hay mucho, mucho más movimiento que el año pasado”, se congratula García, que constata que está volviendo el turismo internacional. “Estamos comprobando que hay mucho turismo de habla inglesa, al menos en El Antiguo”, destaca el representante de los comerciantes, que asegura que a muchos la zona les gusta “y vuelven”.

“El año pasado fue un tanto anómalo. Los comercios abrieron para recuperar lo perdido”

Asociación Comerciantes Amara

“Gros no es un barrio que cierre en agosto porque precisamente es un mes en el que hay mucha vida”

Asociación Comerciantes Gros

“El año pasado se vendió muy bien, la gente se quedó en casa. Este año no abrimos por la tarde”

Comerciante de Egia

“Aunque la gente del barrio se vaya de vacaciones, hay muchos turistas. No se cierra.”

Asociación Comerciantes El Antiguo