- Se tuvo que parar, como en tantas otras actividades, a causa del covid. Pero los Haurtxokos y Gaztelekus trabajan para retomar el ritmo, aunque sea poco a poco, después de que el número de usuarios descendiera un tercio respecto a 2019.

La concejala de Juventud del Consistorio donostiarra, Ane Oiarbide, destacó que la situación de las instalaciones para niños, niñas y jóvenes era "muy buena" cuando en marzo se decretó el confinamiento. "El último hito importante fue la apertura de las instalaciones de Altza en 2019, que tuvieron muy buena acogida".

En el conjunto de las instalaciones de Donostia, destacó Oiarbide, en el curso 2019-2020 que se vio interrumpido en marzo, había registrados 2.115 socias y socios en Haurtxokos y 1.750 en Gaztelekus, 3.865 en total.

La asistencia media en el momento de la interrupción del servicio era de 25 niñas y niños al día y en torno a 27 adolescentes.

Pese a las medidas adoptadas al reinicio del servicio, el descenso en el número de usuarios ha sido notable. Desde la reapertura de las instalaciones en el mes de enero se han inscrito 640 personas en los Haurtxokos y 396 en los Gaztelekus. "Suman un total de 1.036 personas, esto supone un tercio de las que estaban inscritas en marzo del pasado año", informó la concejala de Juventud.

"Llega marzo y la pandemia y hay que cerrar todo. Se finalizó el mes dando una especie de servicio online, pero luego se cerró hasta junio", recordó la edil del PSE.

Las instalaciones de los Haurtxokos volvieron a ofrecer su servicio entre el 11 y el 30 de junio, ya que se desarrolla durante el curso escolar. "Las actividades se realizaron con todas las medidas de protección, en grupos reducidos y con necesidad de realizar una inscripción previa. Se aplicó el protocolo vigente, con toma de temperatura y medidas de higiene incluidas", explicó Oiarbide.

También las actividades programadas sufrieron algunos cambios, apostando por las propuestas en el exterior y por aquellas que no exigieran contacto.

Cuando el curso llegó a su fin, el Ayuntamiento se planteó relanzar el nuevo concurso de cara a la temporada 2020-2021, pese a que "todos los concursos administrativos se pararon en seco por la pandemia", acumulando un retraso al que contribuyó también un recurso presentado contra los pliegos de condiciones para la contratación del servicio.

Así las cosas, el trabajo no se retomó hasta enero de 2021, aunque las actividades no se retomaron hasta un mes después.

Antes de la pandemia las limitaciones de los servicios que se ofertaban en estas instalaciones infantiles y juveniles eran las derivadas de la propia infraestructura o equipamiento, pero el covid obligó a instaurar nuevas restricciones.

Como en junio, en la actualidad se han instaurado dos turnos de horarios por cada tarde, con dos grupos por turno y con un formador por grupo a cargo de seis niños o niñas, ya que el último decreto regulador en esta materia permite grupos de seis más monitor o monitora.

La inscripción previa es obligatoria con el fin de controlar aforos y para facilitar el seguimiento en el caso de la aparición de algún caso positivo, "algo que no ha ocurrido hasta la fecha".

"El grupo es más reducido pero la gestión previa hace que el trabajo sea mayor", añadió Oiarbide.

El descenso en el número de usuarios no solo se explica por el reajuste de aforos, también la incertidumbre y el miedo al contagio ha influido para que, de momento, exista cierta reticencia a volver a estas instalaciones municipales.

"En febrero, cuando empezaron acudir a los Haurtxokos, en ningún día se llenó ni uno de los turnos", apuntó la edil que ha podido comprobar que esa reticencia inicial "poco a poco se va superando".

"En Semana Santa y de Pascua se ha hecho un esfuerzo extra y se ha trasladado el servio a horarios de mañana, lo que ha funcionado muy bien. Se ha llenado todos los días", añadió.

Lo que venga a futuro es difícil de prever. "Seguiremos aplicando los protocolos de prevención que se nos indique pero nuestra atención es continuar apostando por esta oferta de ocio educativo" que se hace.

Ejemplo de ello es la aprobación en la última Junta de Gobierno del proyecto de obra para el Haurtxoko de Amara Berri, que en la actualidad está prestando sus servicios de forma provisional en unos barracones de la plaza Ferrerías y que pasará a instalarse junto a la casa de cultura Ernest Lluch, con una entrada independiente.

Pese a todo, la situación sigue marcada por una incertidumbre que dificulta cerrar una planificación para el curso. "De momento, seguiremos priorizando las actividades al aire libre", abundó Oiarbide, que aseguró que lo que se busca es mantener "cierta normalidad" pese a las limitaciones y los protocolos que deben de aplicarse en los Haurtxokos y Gaztelekus de Aiete, Altza, Amara, Antiguo, Bidebieta, Egia, Gros, Intxaurrondo y Martutene.