- Los vecinos de las viviendas de Ulia conocidas como de La Cantera no duermen con tranquilidad. En la madrugada del pasado 14 de octubre, y tras unos días de lluvias, un desprendimiento de la ladera trasera sobre la que pasa una de las carreteras del monte volvió a empujar tierra y grandes piedras sobre el edificio residencial. El estruendo asustó a los vecinos. No hubo daños personales, aunque sí materiales.

Es la tercera vez desde octubre del pasado año en la que cede el talud en el mismo lugar y los vecinos del número 124 del paseo de Ulia reciben la avalancha del deslizamiento del terreno. Por el momento, el Ayuntamiento ha cortado el paso a los vehículos por este tramo de carretera, que no usan los residentes de La Cantera aunque sí otros vecinos de la zona, que deben dar ahora un considerable rodeo para llegar a sus casas.

Quién tiene la culpa de los continuos deslizamientos de tierras y, por lo tanto, quién debe pagar la obra para evitarlos enfrenta a la comunidad de vecinos con el Ayuntamiento. La institución local considera que como los desprendimientos se han producido en un terreno privado, son sus propietarios quienes deben hacerse cargo de su reparación. Además, según informaron a NOTICIAS DE GIPUZKOA fuentes municipales, el Consistorio ha encargado un proyecto para reparar la ladera y lo ejecutará de modo subsidiario, es decir, que posteriormente lo cobrará a la comunidad.

Pero los vecinos tienen una opinión opuesta. David Muñoz, residente en la vivienda que se quedó más de un mes con la ventana tapada con tierra en el primer desprendimiento del pasado año, acusa al Ayuntamiento de no hacerse cargo de la situación. Hasta el momento, explica, el Consistorio ha conminado a la comunidad de vecinos de los tres bloques (124, 126 y 128 del paseo de Ulia) a presentar informes geológicos del terreno, ya que considera que la tierra que se ha caído está en los límites de la propiedad de la comunidad de vecinos.

Los residentes, por su parte, tras los informes encargados y pagados, admiten que la ladera caída es de titularidad privada pero defienden que la causa del desprendimiento está en el mal estado de la carretera municipal que está sobre el talud. En concreto, según explica Muñoz, los informes geológicos encargados por ellos sostienen que la falta de mantenimiento del citado camino ha llevado a la obstrucción de la cuneta y el desvío del agua pluvial en dirección al terreno, lo que lo ha empapado, ha saturado su capacidad de drenaje y ha terminado deshaciéndolo, por lo que se ha desprendido.

“Ya lo dijimos el pasado año, en cualquier momento se hunde la carretera y ha vuelto a pasar”, lamenta. “El peligro de la situación no es solo que se caiga la tierra como ha sucedido en octubre, sino que se caiga un coche que pase por el lugar”, añade.

Este diagnóstico, sin embargo, no es compartido por el Ayuntamiento, que ha reclamado distintos informes y estudios geológicos a la comunidad de vecinos, que no terminan de convencerle. Los propietarios, por el momento, aseguran haber gastado entre 50.000 y 60.000 euros en estudios y proyectos que les han sido solicitados por la Administración local, pero que no han servido para nada hasta el momento.

Las quejas de los residentes se centran también en las “dificultades” que les ha puesto el Ayuntamiento para llevar cabo la retirada de la tierra desprendida el pasado año, que finalmente se llevó a cabo con maquinaria de pequeño tamaño para no aumentar los riesgos. “Encima nos están poniendo multas coercitivas por no solucionar el asunto, cuando es culpa del Ayuntamiento”, sostiene el vecino.