- El contraste es enorme entre ambas imágenes. En la de arriba, la pequeña, cientos de personas celebran en Alderdi Eder el Cañonazo que dio inicio a la Semana Grande de 2019. Por delante, siete días de fiesta en Donostia. En la imagen principal, la que ocupa la práctica totalidad de estas dos páginas, dos jóvenes con mascarilla y atuendo playero pasean por Alderdi Eder, vacío, con el Ayuntamiento de fondo. Eran las siete de la tarde, pero no había ni rastro de la fiesta que se estaba viviendo en el mismo lugar un año antes. El COVID-19, que ha ido dejando a todas las localidades sin sus respectivas celebraciones, también ha hecho suspender la Semana Grande de Donostia. La de ayer iba a ser la primera jornada, pero fue un día más de este verano raro, marcado por los rebrotes del virus, las medidas de seguridad e higiene y las limitaciones en el ocio. Este verano no habrá ni conciertos multitudinarios en Sagües ni los fuegos artificiales, símbolo de la Semana Grande, y los bares y locales de ocio nocturno cerrarán a la 1.30 horas. Tampoco habrá un buen número de diversiones habituales para los niños y niñas. Para tratar de compensar todas estas cancelaciones, el Ayuntamiento de Donostia ha programado una serie de actividades para todo el mes denominado Abuztua Donostian y que comenzó ayer (ver la página siguiente) con un acto para alrededor de 100 personas en el Palacio Miramar. Han comenzado las no fiestas, otro de esos nuevos términos que nos ha dejado el coronavirus. Cabe esperar que el año que viene todo esto quede como un paréntesis y en 2021 haya Cañonazo, fuegos y mucho más.