as bodas, tanto civiles como religiosas, han quedado tocadas a causa del coronavirus. En el Ayuntamiento de Donostia estaban programados para hoy ocho enlaces y ninguno de ellos se celebrará porque los contrayentes han optado por suspenderlos. Y lo mismo ha sucedido en la catedral del Buen Pastor, donde la ceremonia que estaba prevista tampoco tendrá lugar.

La ilusión que muchas parejas han puesto en el día de su enlace, con banquete y fiesta incluidos por lo general, se ha convertido en un chasco y la mayoría han optado por dejar la boda para mejor ocasión. En muchos casos, además, los que habían sido invitados, o incluso los propios novios, vienen de otras localidades y la imposibilidad de viajar hace que el plan no se pueda desarrollar tal y como estaba previsto.

No obstante, tanto en el Ayuntamiento como en las iglesias de Donostia recalcan que las bodas no han estado prohibidas por el estado de alarma. Eso así, han tenido que desarrollarse con fuertes restricciones. En el caso del Consistorio donostiarra, la institución solo anuló las bodas exprés (en una sala sencilla y con pocos invitados) programadas para el jueves 4 de abril, durante el periodo más extremo del confinamiento. De hecho, se formalizaron este tipo de enlaces los días 2 y 23 de abril. El 25, que era sábado, también tuvieron lugar ceremonias de matrimonio en el salón de plenos. En estos actos no ha podido haber más de diez personas, incluidos los dos contrayentes, el concejal encargado de formalizar el enlace y el trabajador municipal que atiende en el acto, por lo que los invitados quedaron reducidos a seis.

A lo largo de este mes de mayo también ha habido enlaces. El jueves 7 hubo dos, el sábado 9 otros dos y el jueves 14, tres. Para el resto del mes no quedan programadas más bodas.

Algunos han retrasado las ceremonias fijadas para marzo y otros están a la espera de una decisión pero, por el momento, en junio hay ya programados más de 30 enlaces. En los meses de verano, además de los jueves y los sábados, los viernes también tienen lugar enlaces matrimoniales.

En las iglesias, donde no hay tantas ceremonias, la anulación también está a la orden del día. El Buen Pastor, que podría terminar de retirar el andamio para rehabilitar la torre a finales de este mes, espera también las decisiones de los contrayentes.

Lo mismo sucede en la iglesia de San Ignacio, de Gros, donde ha habido distintos aplazamientos y las siguientes bodas se esperan para agosto y septiembre. Curiosamente, en julio no había ninguna programada. Según señalaron sus responsables, por lo visto, este mes ha dejado de ser atractivo para los nuevos matrimonios, que prefieren septiembre y octubre.