- Las llamadas telefónicas que inició la pasada semana el Ayuntamiento, entre los mayores de 65 años que viven solos, o con personas de la misma franja de edad, han sorprendido a más de uno y, aunque siempre hay excepciones, han sido bien recibidas. Eva Salaberria, coordinadora del programa Lagunkoia, que persigue que Donostia sea una ciudad amigable con las personas de edad, explica que no solo los que reciben las llamadas se muestran agradecidos. "También los trabajadores municipales que estos días están en esta tarea reciben mucho cariño de los donostiarras", recalca.

¿Cómo se les ocurrió la iniciativa Lagunkate, que se dirige a más de 30.000 donostiarras mediante la intervención de 140 trabajadores de distintos departamentos?

-De un modo bastante natural. Ya llevábamos varios años con el programa Lagunkoia, en el que toman parte no solo el Ayuntamiento sino muchos agentes de la ciudad, a asociaciones, universidad€ con el fin de que la ciudad sea amigable para las personas mayores. En este contexto de crisis pensamos cómo hacer para no tener que esperar a conocer los problemas que pudieran surgir. Adelantarnos nosotros con esta técnica de cercanía y preguntar de uno a uno. Hay muchas personas mayores que viven solas o con otra también mayor de 65, y el objetivo era saber cómo se arreglaban en este contexto de confinamiento, si tienen familiares o amigos que les echen una mano€ En definitiva, si tienen sus necesidades básicas cubiertas.

¿Cuánto duran llamadas?

-Una media de entre tres y cinco minutos. Calculamos que cada trabajador puede hacer unas 30 cada hora y media. Y luego hay que hacer descansos.

¿Cómo ha respondido la gente? ¿Se ha molestado, se ha sorprendido, está contenta?

-Hay de todo, pero la tónica general es que las llamadas tienen un impacto muy positivo. Son conversaciones muy humanas y la gente está agradecida. Algunos se sorprenden y hay algunos casos en los que desconfían y luego llaman al Ayuntamiento para ver si la llamada era de verdad del Consistorio. A veces, recibimos después llamadas de gente que no recuerda muy bien lo que se les indicó, o no lo apuntó entonces porque no tenía para hacerlo, y quiere que se le dé nuevo la información. También hay personas que se dirigen al 010 y nos dicen que llamaron a sus amigas y a ellas no, y están esperando a que suene el teléfono. Se nota agradecimiento en las personas y también los trabajadores municipales que estos días están en esta tarea y reciben mucho cariño de los donostiarras. Hemos recibido unos emails preciosos de gente.

¿Ha habido algún intento de timo aprovechándose de la existencia de estas llamadas?

-Solo nos ha llegado uno. Hay que dejar claro que no son visitas a domicilio y recalcar que el Ayuntamiento no va a ir a las casas en este programa de llamadas.

¿Cómo están las personas, en una primera impresión?

-Nos parece que la gente está arropada pero hay tanta información que a veces necesita asegurarse. Con la iniciativa también se han detectado algunas situaciones que ya requieren de la intervención de los servicios sociales y se pasan a ellos.

¿Son las compras para mayores que viven solos las principales necesidades detectadas?

-Son unas de ellas, pero hay otras. Por ejemplo, nos hemos encontrado con un señor de 85 años que vive solo y que hace la compra por Internet. En el supermercado habitual le dijeron que la compra iba a tardar una semana y entonces llamó a ver si alguien de su barrio le llenaba su carro, con el fin de que el supermercado se lo llevase luego a casa, como se suele hacer también. En este sentido, las redes que se han constituido en los barrios están fenomenal; ayudan mucho. También otras organizaciones de voluntariado como Cruz Roja, Dya, Teléfono de la Esperanza, Nagusilan, el Colegio de Psicólogos...

¿El Ayuntamiento ha descubierto que hay gente que ha vivido aislada sin que nadie lo supiera?

-Lo que sí ha pasado es que llame una mujer que dice que tiene una amiga en otro barrio y que no consigue contactar con ella. U otra que lleva varios días preocupada porque ve que una vecina que vive sola no levanta la persiana y quiere saber cómo estဠPor ejemplo, a estas personas no se les había ocurrido llamar al Ayuntamiento y de este modo se han informado. En algún caso nos ha servido para tener el número de teléfono correcto en el padrón.

¿Quiénes los 140 trabajadores del Ayuntamiento que están haciendo estas llamadas?

-No solo son personas de servicios sociales. Para esta iniciativa hemos contado con gente muy diversa. Desde personal de Urbanismo, hasta Medio Ambiente, Movilidad, Derechos Humanos, Educación, Turismo, producción del teatro Vitoria Eugenia... A estas personas, que no son especialistas en servicios sociales, se les da como un pequeño cuestionario para dirigir la conversación. Hay veces que luego los trabajadores sociales hacen una segunda llamada.

¿Qué les ha llamado la atención, alguna necesidad original?

-Por ejemplo, hubo que ir a recoger una bombona de butano para una persona que estaba enferma de cáncer. También hay personas, sobre todo hombres, que no cocinaban e iban a comer al Hogar de Jubilado o a un menú del día y ahora preguntan dónde pueden encargar la comida preparada. Y hay establecimientos que están funcionando en este sentido. Además, e independientemente de la situación actual, se les informa de que Gureak tiene un servicio de comida a domicilio para personas mayores que funciona muy bien y, cuando se les dice que existe, algunos se alegran y dicen que igual cuando todo pase lo pueden usar.

¿Cómo llevan los mayores el confinamiento?

Hay de todo pero alguna gente mayor reconoce que ya salía poco antes. "Ya nos arreglaremos, hemos pasado cosas peores", nos ha dicho alguna. Otras personas, que tienen mucha actividad y rutinas muy regladas igual ahora se sienten peor.