arrasate- A 573 ascendieron las multas que el año pasado se impusieron en los cuatro puntos con control de velocidad por radar, un 60% menos que las registradas en 2018. Entonces, cuando se cumplía el primer año del funcionamiento de este dispositivo dirigido a frenar los excesos de velocidad, se interpusieron 1.447 sanciones. Araba Etorbidea y la avenida Uribarri (a la altura del Parque Tecnológico Garaia) son las zonas que en 2019 contabilizaron un mayor número de infracciones, 226 y 230, respectivamente, seguidas de las 82 que se detectaron en el Paseo Arrasate, y las cinco del tramo de Garibai abierto exclusivamente a autobuses y taxis.

El Consistorio cerrajero puso en marcha a finales de 2017 este sistema con el objetivo de mejorar la seguridad vial en el municipio. El dinero recaudado con este tipo de sanciones, 25.000 euros en 2018 tras restarle los gastos que origina el radar, se destinaron a costear los proyectos sociales que impulsan la Cruz Roja y la DYA (a cada entidad se le entregó 12.500 euros). Los responsables municipales insisten en que esta medida está pensada para "pacificar el tráfico rodado" y contribuir a "reducir la siniestralidad vial". "Lejos de un afán recaudatorio, el dinero de las multas se emplea para apoyar la labor que desarrollan asociaciones que trabajan para la seguridad y prevención de los accidentes en carretera", recuerdan.

El menor número de sanciones que arrojó 2019 ha tenido su reflejo en un descenso en los ingresos por multas, que se situaron en 59.560 euros, frente a los 66.940 euros que tuvo que abonar el Ayuntamiento por el alquiler del cinemómetro que es alojado de forma rotatoria en las cabinas habilitadas. "El año pasado, por tanto, la medida fue deficitaria, con un saldo negativo de 7.380 euros", destacan desde el Consistorio.

14 atropellos en 2019 No obstante, y aunque el equipo de Gobierno arrasatearra apunta que la seguridad vial ha mejorado con la implantación de este sistema, en 2019 se registraron 14 atropellos, tres de ellos frente a la plaza Arimazubi, en el paseo Arrasate.

"A pesar del coste del radar, hemos avanzado notablemente en seguridad vial. El descenso en el número de multas se debe a la disminución de la velocidad, lo que repercute directamente en la seguridad de las y los arrasatearras. Aumenta la conciencia ciudadana y los datos confirman que ha sido una buena apuesta, por lo que es necesario seguir con la iniciativa", sentencian los responsables municipales.

Así, el radar se extenderá a otras zonas del municipio. Con las obras de reurbanización que se están acometiendo en Araba Etorbidea, la cabina situada en las inmediaciones del solar que albergó la empresa Polmetasa se ha sustituido por la colocada unos metros antes del cruce de Osiña, en la salida a la variante y entrada al área industrial A-20 del barrio de Musakola. A pesar de tratarse de un tramo de carretera propiedad de la Diputación de Gipuzkoa, el riesgo de siniestralidad que implica este punto ha conducido al Ayuntamiento a instalar este dispositivo, que está activado desde esta semana.

Tras las obras, la cabina de Araba Etorbidea no se repondrá, entendiendo que la nueva urbanización, dotada de una rotonda, invitará por sí misma a reducir la velocidad. Por su parte, el proyecto del Ecobulevar, que transformará en un recorrido más amable para el viandante el trayecto entre Etxaluze (San Andrés) y Musakola, peatonalizará el tramo pendiente de Garibai Etorbidea, una calzada que ya no necesitará del sistema de control de velocidad. Una vez ejecutado este proyecto -la primera fase se prevé iniciar este año-, las siguientes vías que se disputan el radar son Gipuzkoa Etorbidea, a la altura de la glorieta de los pisos de Gelma, y la avenida Navarra. Y lo mismo ocurrirá con la cabina de Uribarri, que cuando se construya la rotonda en el acceso al Polo Garaia, el radar se mudará a otra zona de la red viaria municipal.