En mayo se mudó de forma provisional al soto del gazteleku y ocho meses más tarde, una vez concluidas las obras ejecutadas en el edificio donde se aloja, la ludoteca Txaloka regresa a los bajos del número 5 de la calle Lizaur. Lo hace con aires renovados y manteniéndose fiel a su labor educativa en el tiempo libre de los txikis. El servicio municipal celebrará su regreso a su sede con una fiesta el próximo día 10.

Las obras acometidas por los residentes del citado bloque de viviendas de Lizaur kalea, que han traído consigo la instalación de un ascensor, han sido aprovechadas por el Ayuntamiento oñatiarra para darle un lavado de cara al equipamiento de la ludoteca, que abrió sus puertas en octubre de 2008.

Se han llevado a cabo, de este modo, mejoras en clave de accesibilidad. Además de acondicionar una rampa de acceso, la puerta de entrada a Txaloka se ha movido hacia la derecha. El interior, por su parte, mantiene los dos espacios de juegos pero remodelados, al igual que el suelo, que ha sido sustituido por otro nuevo.

La puesta de largo de las instalaciones tendrá lugar dentro de cinco días. De 17.30 a 20.00 horas, público de todas las edades podrá conocer de primera mano el servicio de ocio educativo dirigido a niños y niñas de entre tres y ocho años. El acto se aderezará con el concierto que ofrecerá el músico oñatiarra de 14 años Aiert Alberdi (18.30), así como con la degustación de un lunch.

De vuelta en casa, del 13 al 31 se organizarán jornadas de puertas abiertas en el horario habitual de Txaloka, de lunes a viernes de 16.45 a 19.45 horas. Durante esos días -y en cualquier momento del curso- habrá ocasión de formalizar la matrícula, que asciende a 60 euros anuales (seis euros al mes). Si se inscribe al segundo hijo de una misma familia, la cuota se rebaja a 50 euros, y a 40 si se apunta a un tercero.

'berramesten' La experimentada asociación euskaltzale de tiempo libre Txatxilipurdi Elkartea capitanea el servicio de la ludoteca, que cuenta con dos educadoras, Alazne Agirre y Leire Anduaga, bajo la coordinación de la aretxabaletarra Jone Ojea.

En los últimos años, Txatxilipurdi ha implantado el proyecto bautizado con el nombre de Berramesten, que profundiza en valores como el juego libre para trabajar "la autonomía, la coeducación y la inclusión". Otro de los pilares del programa se centra en potenciar la participación de los niños y niñas, partiendo de sus intereses personales y mediante la puesta en marcha de diferentes actividades, y la relación con la naturaleza, valiéndose, para ello, de los parques y zonas verdes del municipio. Berramesten pone el foco, asimismo, en la comunicación no violenta y toma como referencia el libro del mismo título del psicólogo estadounidense Marshall Rosenberg.

Así, el espacio de Txaloka se ha adaptado a las necesidades del proyecto educativo. Las barreras arquitectónicas se han suprimido para adecuar un local "estimulante, funcional, flexible, estético, cálido y acogedor". El material también es uno de los puntos fuertes para el aprendizaje. No tienen un fin concreto, son bloques de madera, piedra, arena, palos, cartón?, que facilitan el juego espontáneo y acentúan la interacción grupal. Responden, a su vez, a la inteligencia múltiple (cognitiva, emocional, social-comunicativa, psicomotriz?), y pasan el tamiz ético (no sexistas, fomentan el trabajo conjunto, la creatividad, los juegos simbólicos...).

Txaloka es esto y mucho más. Con unos 40 inscritos, y una veintena de asistentes diarios, la ludoteca invita a ampliar el número de usuarios.