rácticamente hasta la puerta de casa. La rotonda que la Diputación de Gipuzkoa planea construir en la GI-2630, en el barrio de Goribar de Oñati, se planta delante del acceso al caserío Urbieta. Después de haber presentado alegaciones al proyecto, la familia que vive en este baserri ha emprendido en las últimas semanas una campaña de recogida de firmas que ya suma más de 2.400 apoyos en contra de esta glorieta que, según advierten, "supondrá una pérdida de calidad de vida".

Alegan que la citada infraestructura en la ubicación donde se proyecta traerá consigo "un incremento de la congestión de tráfico" y será un foco de "polución y contaminación acústica". "El peligro se acentuará especialmente en la entrada y salida del caserío", se quejan estos oñatiarras.

La actuación diseñada por el ente foral transforma en una rotonda la actual intersección hacia Otadui Zuhaiztia, un enlace que registra una gran intensidad de vehículos a diario, en un porcentaje elevado pesados por su proximidad a áreas industriales. Tras analizar el proyecto con el asesoramiento de expertos en la materia, los residentes del caserío Urbieta hacen hincapié en que la institución foral no ha incluido un estudio de consideraciones ambientales derivadas de esta obra, ni tampoco de seguridad vial. La solución planteada, en opinión de estos oñatiarras, puede provocar que en días de poca intensidad de tráfico la "rotonda se tome a más velocidad de la adecuada". Pérdidas de tiempo a los vecinos de Goribar al incorporarse a ella, y una merma en la movilidad "urbana, sostenible e inclusiva" son otros de las afecciones que ven en esta infraestructura.

Reprochan, por tanto, al ente foral que "no haya barajado otras alternativas" para calmar la velocidad en esta vía. Y, en este sentido, recuerdan que en numerosas ocasiones los vecinos del cercano barrio de San Pedro han reivindicado una glorieta para el concurrido cruce con Torreauzo; un problema que aseguran que no se verá "solventado" con la construcción de la rotonda en Goribar. Por contra, su emplazamiento en San Pedro entienden que "solucionaría la salida desde Goribar hacia Oñati".

Después de las alegaciones que presentaron en octubre, y que fueron respaldadas por los alcaldes pedáneos de los barrios rurales del entorno, la familia del caserío Urbieta continúa con su particular cruzada contra la glorieta que quiere acampar frente a su casa. Una movilización que desde el 24 de noviembre han trasladado a pie de calle y a la que darán continuidad en las próximas semanas. También se han dejado hojas para firmar en bares, restaurantes y comercios.

Por su parte, desde el departamento foral de Infraestructuras Viarias aducen dos motivos para justificar la rotonda de Goribar: que se trata de la entrada oeste a Oñati y, en consecuencia, "soporta más tráfico que el enlace de San Pedro", y que con este emplazamiento se "ordenan a su vez el enlace de San Pedro y del polígono industrial contiguo".

La glorieta suprimirá los giros a la izquierda en la recta que discurre entre el barrio de Garibai y el acceso oeste a Oñati. Incluye, a su vez, carriles de entrada de alineación curva para "incitar a los usuarios a que reduzcan la velocidad", destacan desde el departamento de Infraestructuras Viarias. La actuación se completa con una acera pegada a la intersección para que "el peatón no circule por la calzada" y dos paradas de autobuses, una junto a la mencionada acera y la otra en sentido contrario.

La institución territorial recuerda que el Consistorio oñatiarra acometió en su día un estudio para situar la rotonda en el cruce de San Pedro, que concluyó que este punto "no tenía suficiente capacidad" para absorber una infraestructura de estas características. Y aunque reconoce las afecciones que la glorieta generará al caserío Urbieta "al expropiarle una parcela de 250 m2 y acercarle el tráfico que va dirección a San Prudencio", defiende que esta "mejorará notablemente esta salida de Oñati y también la seguridad vial de la GI-2630, en este caso junto a la rotonda que está construyendo Ulma en Munazategi".

En estos momentos, se afronta la fase de respuesta a las alegaciones para, posteriormente, "aprobar el proyecto y dejarlo listo para licitar las obras", detalla la Diputación. La inversión ronda los 500.000 euros y el plazo de ejecución es de cuatro meses.