a situación excepcional que ha desatado la crisis sanitaria ha dado un vuelco al quehacer diario de la Policía Municipal de Arrasate. En los tres últimos meses, con el confinamiento y el avance de la desescalada de por medio, la guardia urbana ha hecho frente a un total de 1.541 intervenciones, el doble de las que se contabilizan en un trimestre normal, sin la irrupción del coronavirus. Entre marzo y mayo las actuaciones en materia de tráfico disminuyeron notablemente, pero aumentaron las relacionadas con los problemas en la convivencia vecinal.

En tiempos de pandemia, el control policial se ha intensificado para garantizar el cumplimiento de las medidas del estado de alarma, a la vez que se ha puesto el foco en la función informativa y pedagógica, y se ha estrechado la colaboración con la Ertzaintza y Osakidetza, según explica el jefe de la Policía Municipal, Zigor Andino. Así, en los últimos meses 2.217 personas han sido identificadas y tres detenidas por reincidir en saltarse las normas del confinamiento. Los vehículos interceptados, por su parte, ascendieron a 5.254 (2.744 en abril) y se realizaron 212 propuestas de sanción.

En cuanto a los controles para velar por el cumplimiento de las restricciones impuestas por la alerta sanitaria, el trimestre recién concluido se ha cerrado con 270 actuaciones en el entorno del hospital, 419 en establecimientos comerciales y 270 en zonas públicas. Los agentes han ejercido, al mismo tiempo, una labor informativa con la población, llevando a cabo 201 atenciones presenciales y respondiendo a llamadas telefónicas que "se han multiplicado por cinco".

Su trabajo, además, se ha diversificado con el reparto de mascarillas en los comercios y la colaboración con el Banco de Alimentos.

En el balance del último trimestre, Andino también destaca que han lidiado con situaciones "incómodas" en las que han tenido que gestionar "los intereses enfrentados" de vecinos. Se refiere, en este sentido, a los problemas generados por ruidos en viviendas (59 intervenciones) y en la calle (diez). El pico de ruidos en los hogares se dio en abril, en el momento "más estricto del confinamiento".

Han recibido, asimismo, 156 quejas, en algunos casos derivadas de un fenómeno que ha emergido a la par que la pandemia, el ciudadano vigilante o la policía de balcón; vecinos que han alertado de situaciones en las que se quebrantaba el confinamiento y las medidas de seguridad.

Por el contrario, los robos han descendido durante el estado de alarma, tal y como detalla el jefe de la Policía Local. De la veintena registrados en los meses de enero y febrero han bajado a la mitad entre marzo y mayo: tres robos se han producido en bares, cuatro en plena calle (en vehículos) y tres en garajes, así como seis intentos frustrados.

La alcaldesa, María Ubarretxena, felicita a la Policía Municipal por "su excelente trabajo, entrega e implicación en la ejecución de todas las medidas".

La Policía Municipal ha atendido 59 casos de ruidos en viviendas, cuyo pico se produjo en abril, además de recibir 156 quejas vecinales