pesar de la crisis económica que ha generado el covid-19, Lasarte-Oria va a hacer un gran esfuerzo económico para detectar conductas problemáticas a una edad precoz, entre los cero y los siete años.

En los últimos años, Lasarte-Oria ha trabajado sobre todo en la intervención para reconducir actitudes inconvenientes en adolescentes entre los 12 y los 17 años. No obstante, con la contratación de dos psicólogas más y un grupo de educadores de calle se quiere invertir la balanza, y en vez de intervenir, lo que se desea hacer es poner más énfasis en concienciar y prevenir.

La actual edil de Servicios Sociales, Lourdes Acevedo, con una larga trayectoria profesional en este ámbito, recalca que los jóvenes cada vez empiezan antes con conductas problemáticas. Pero distingue dos grupos: aquellos que muestran actos de rebeldía propios de la adolescencia y que con la intervención de las familias se pueden reconducir y aquellos niños y jóvenes en los que el ambiente familiar tiene un impacto negativo en ellos. Es en este último caso, cuando en las cuestiones leves y moderadas, actúan los Ayuntamientos. En palabras de Acevedo, estos últimos casos han ido increscendo, aunque destaca que “todos los menores son recuperables”.

Las trabajadoras sociales y los educadores de calle deben detectar dichos problemas conductuales. Los avisos les llegan desde diferentes fuentes: colegios, policía... Pero para detectar y ganarse la confianza del menor hace falta tiempo.

Por todo ello, las inversiones en este tipo de programas son menos visibles, pero son de vital importancia para construir una sociedad.

Por último, Acevedo hace un llamamiento a la Diputación y al Gobierno Vasco para que otorguen más ayudas y subvenciones a este tipo de programas: “El mapa de cartera de 2015 dio por ley a los Ayuntamientos una mayor responsabilidad. Nos vemos obligados a intervenir mucho más, pero sin tener ayuda de otras instituciones”.